La jubilación es para muchos la época soñada, esa etapa de la vida en la que el duro trabajo que hemos realizado durante muchos años por fin rinde frutos y nos permite disfrutar de tiempo libre y un descanso.
Sin embargo esta etapa implica cambios, desde el hecho de dejar nuestra vida laboral hasta los cambios físicos que implica llegar a cierta edad. El inevitable paso del tiempo, el retiro e incluso los cambios en nuestra familia nos obligan a tomar decisiones diversas, cuidar nuestra salud y cuidar nuestra economía son factores que debemos tener en cuenta.
¿Has pensado en dónde vas a vivir tras retirarte? ¿Cómo te gustaría vivir?
Culturalmente, en América Latina y especialmente en México, tenemos la visión de que la familia debe permanecer unida y a muchos nos provoca un inmediato rechazo cuando pensamos en los asilos o casas de retiro, pues viene a nuestra mente la imagen de personas de la tercera edad abandonadas. Por ello es común que, al envejecer, los padres vuelvan con sus hijos, sin embargo, poco a poco se extiende la idea y la visión de acceder a casas de retiro en las que quizá estaremos más cómodos.
Uno de los grandes miedos de muchas personas es la soledad, incluso algunos jóvenes temen vivir por su cuenta debido a la dificultad de estar solos. Conforme los hijos crecen abandonan el hogar y en ocasiones esto puede no ser significativo si continuamos con nuestro trabajo, pero una vez retirados la sensación de soledad se asienta.
Esto es algo que debemos vigilar, pues podría detonar depresión y otros problemas de salud.
Quizá por ello vivir con la familia continúa como la opción elegida. Esto tiene sus ventajas, sobretodo económicas, pues al compartir gastos necesitamos menos presupuesto. Además estar presentes en la vida cotidiana de nuestras familias, cuidar a los nietos, transmitir nuestros conocimientos, aportar para el hogar, nos ayuda a desarrollar y reafirmar el sentimiento de pertenencia y a fortalecer los lazos, las relaciones y las emociones.
Sin embargo, en ocasiones esos sentimientos positivos se pueden transformar en cosas menos agradables, cuando la convivencia constante fricciona las relaciones. Por ello, buscar actividades fuera de casa, dar espacio a todos los miembros del hogar y mantener nuestras relaciones amistosas que no sean parte del mismo entorno será de mucha ayuda.
Aunque existen otras opciones que no siempre nos encantan, más por el concepto que tenemos de ellas que por su naturaleza en si misma.
Una casa de retiro es una opción que cada vez se fortalece más entre los adultos mayores, pues ofrece comodidades y la seguridad de contar con apoyo constante de personal capacitado para atender nuestras necesidades. La desventaja, muchas veces, es el costo que genera, pues las mejores opciones aún suelen ser de alto presupuesto.
En medio de estas opciones están los centros de día para adultos mayores, que son lugares con personal capacitado a los que podemos acudir algunas horas para socializar, llevar a cabo actividades, recibir atención y cuidar de nosotros mismos. También existen centros culturales y grupos de adultos mayores que se reunen constantemente y a los que podemos unirnos para llevar a cabo actividades muy variadas.
Sin embargo, a diferencia de una casa de retiro, en estos lugares permaneceremos solo algunas horas, en cambio si decidiéramos mudarnos permanentemente a una residencia tendríamos la oportunidad de vivir en compañía de otros adultos, rodeados de especialistas y de mucha tranquilidad.
¿Crees que esta podría ser una opción para ti y tu forma de vida? ¿Cuál es tu plan para el retiro y los años siguientes? ¡Compártelo con nosotros!