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Como docentes sabemos que la atención de los alumnos puede fugarse de muchas maneras, mientras tratamos de enseñar sobre matemáticas o historia, un simple pensamiento nos puede quitar la concentración de nuestros estudiantes y con ello distraerlos de la clase del día. Pero también hemos aprendido con el tiempo que algunas cosas que creíamos eran una distracción, para muchos estudiantes son la forma de concentrarse y enfocar su atención.
Dibujar en clase puede ser una manera de los estudiantes de prestar atención y de transformar la información que están recibiendo de la clase, aunque esto se vea de afuera más como una distracción que como una verdadera forma de poner atención. Y esto está relacionado con la forma en que los más pequeños aprenden a escribir y cómo se relacionan con el dibujo para su comunicación. Aquí hablaremos un poco al respecto.
Un problema en las escuelas es el discurso que hay sobre pequeñas actividades como el dibujo, pues lo limitamos como un talento artístico o como una forma de perder el tiempo. Con el tiempo perdemos la práctica del dibujo porque deja de ser algo importante en el aula y al mismo tiempo algo demasiado serio si se quiere practicar, entonces todos los que estamos en el limbo entre la primera infancia y la educación artística abandonamos cualquier tipo de dibujo a muy temprana edad, pues la principal preocupación entre padres y escuelas es el desarrollo de la lectoescritura. Así dibujar se convierte en un privilegio, en una actividad para hacerse si nos sobra tiempo.
Sin embargo dibujar es mucho más que algo decorativo, es la primera expresión de comunicación permanente que tiene el ser humano, los niños construyen historias por primera vez a través del dibujo y a través del dibujo tienen una intención comunicativa que permanece, que no son palabras dichas en voz alta. Al mismo tiempo, el dibujo es la primera imitación de la escritura que tienen los niños, que observan cómo funciona en los adultos el ritmo y el uso de esta habilidad. Y si prestamos atención nos podemos dar cuenta que nunca un dibujo es solamente un conjunto de líneas dispersas, ni en los más pequeños ni en los mayores, detrás del garabateo o del dibujo más simple está el proceso de transformar información recibida del exterior en algo más, está inscrito un proceso creativo, toma de decisiones, la libertad de crear.
Cuando los niños ingresan a la primaria, dibujar ya no es algo que hagan de forma regular, acaso un premio si es que logran terminar las actividades, normalmente encaminadas a la escritura. Cuando crecen un poco más prácticamente no existe el estímulo del dibujo y la crítica del adulto, la expectativa de lo que es el talento artístico y la carga de tareas acaban por limitar el gusto natural de cualquier niño por dibujar. Sin embargo algunos estudios nos indican que dibujar continúa siendo una forma en los niños para expresar sus ideas, narrar historias, construir conceptos y transmitir emociones. Incluso en edades mayores, los niños construyen borradores completos de lo que podría transformarse en escritura a través del boceto, el dibujo y la imaginación.
Cuando son mayores, los jóvenes muchas veces crean mundos enteros a través del garabateo en clase, en lugar de mirarnos fijamente mientras hablamos o exponemos, los vemos distraídos detrás de sus cuadernos, con una pluma que muchas veces no hace más que rayar las hojas sin un concepto claro. Para muchos docentes esto es visto como una distracción, una forma de evadir de los alumnos, pero nada más alejado de la realidad. Así como algunos alumnos prefieren el movimiento y esto les ayuda a concentrarse, algunos utilizan el garabateo como una forma de filtrar información del ambiente y enfocar su atención, que de otra forma estaría dispersa por el salón de clases.
Cultivar el arte del garabateo puede ser útil para muchos alumnos, especialmente aquellos que les cuesta seguir una clase de forma verbal. Transmitir herramientas como los cuadros sinópticos, la ilustración de conceptos, mapas mentales, gráficas y otros recursos gráficos pueden ayudar mucho a transformar información abstracta en conceptos claros dentro de la cabeza de los alumnos, mientras ponen en uso las manos, una tarea física en ambientes donde la enseñanza implica estar quietos en un mismo lugar.
¿Crees que tus alumnos podrían beneficiarse de la práctica del dibujo? ¿Cómo crees que limitarlos afecta su desarrollo y su aprendizaje? ¡Comparte tus ideas y experiencias con nosotros!