Hay cosas por las que los maestros nos distinguimos, aunque cada profe tenga su manera particular de dar clases, hay algunos rasgos que son inevitables, por ejemplo, esas frases típicas de maestro. Admítelo, al menos una vez has usado una de estas.
¿De qué se ríen? Cuenten el chiste y así nos reímos todos
De pronto una esquina del salón se ríe lo más discreto que pueden o no dejan de murmurar, seguro que hay una historia muy interesante, pero si, la verdad es que sí la quieres conocer, es más curiosidad que regaño.
¿Quiere usted dar la clase?
Todos se lo hemos dicho a ese alumno que no deja hablar y que interrumpe la clase con su conducta. Hasta parece que se saben todos los temas.
Si no se están en paz los voy a separar
Y a veces si tienes que cumplir tu amenaza, porque después de mucho tiempo de sentarse en el mismo lugar, los niños ya son más cómplices que compañeros.
Al que no le interese la clase se puede retirar
Y nunca falta el gracioso que te se levanta o te dice que si, que mejor se va del salón.
¿Por qué guardan sus cosas? Aún no he dicho que se terminó clase.
Suena la campana o se acerca la hora de salida y los niños empiezan a guardar sus cosas, muy seguros de que ya se van, pero aquí quien controla la clase eres tú...
¿Ustedes tiran la basura en la sala de su casa?
Esta la usas para todo, para corregir su postura, para cuando rayan las mesas, para cuando escuchas alguna palabrota… ¿de verdad se comportan así en su casa?
Hasta que no guarden silencio no continúo con la clase.
Mucha risa y conversación, pero cuando llegue la evaluación a ver si les da mucha gracia.
Para el que estudió, el examen está muy fácil.
Siempre preguntan si el examen está fácil y, la verdad, la respuesta es siempre igual… si estudiaron, claro que sí.
Si no me dicen quien fue, nadie sale del salón
También es útil si algo se perdió o si no quieren echar de cabeza al travieso y algunas veces has tenido que cumplir y quedarte en el salón un rato.
¿Creen que soy adivino o qué?
Siempre que entregan las tareas o los exámenes nunca falta el que no le puso nombre. Y aunque ya aprendiste a distinguir a tus alumnos por su letra, deberían aprender a ponerle nombre.