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Como docentes continuamente vemos en el salón de clases a alumnos muy diversos, algunos de ellos con personalidades muy particulares, algunos con ciertas barreras de aprendizaje, ya sean diagnosticadas o no, que tienen implicaciones en el salón de clases que no podemos ignorar.
Los trastornos del lenguaje y del habla son relativamente frecuentes, por lo que seguramente los has tenido en clase ya. En esta ocasión hablaremos del tartamudeo o disfemia. ¿Alguna vez has tenido en clase alguien con esta dificultad?
El tartamudeo o disfemia es relativamente común y aunque no se conoce la causa que hay detrás de él, si sabemos que normalmente los niños al crecer lo dejan atrás, sin embargo muchas veces tiene consecuencias sociales y emocionales muy complejas. Este normalmente consiste en un discurso que se interrumpe por la repetición de ciertos sonidos de forma constante.
Es importante distinguir que la disfemia no se trata de un problema de lenguaje, sino del habla, por lo que no tienen implicaciones de comprensión o de expresión, sino que dificulta la emisión del discurso. Esto quiere decir que se conoce lo que se quiere decir, se comprende perfectamente lo que se escucha, pero al emitir el habla es donde se presenta el problema.
El origen del tartamudeo no se relaciona con la ansiedad o el nerviosismo, aunque una vez presente si puede provocar ansiedad debido a la exposición social.
Ten en cuenta que tu reacción a esto es la más importante, pues fijará una actitud en los otros alumnos y en quien presenta el problema, así que evita terminar sus oraciones, pedirle que inicie nuevamente al hablar o que se relaje, porque estas actitudes no le ayudarán y lo harán hiper consciente de su discurso, es mejor esperar y escucharlo activamente, permitir que se tome su tiempo y que dé su respuesta. Cuida mucho tu lenguaje no verbal, aunque puede despertar tu impaciencia procura mostrarte relajado y escucha a tu estudiante.
Si te preguntas si es mejor hacerlo hablar o no hacerlo hablar, eso dependerá de cada alumno. Pero en general es importante que el alumno continúe participando en clase, aunque puedes ayudarle pidiendo participaciones suyas que no requieran respuestas muy largas, también puedes escogerlo al inicio de las participaciones, porque la tensión de esperar su momento de hablar podría acrecentar el problema. No lo aisles y no evites que participe si lo desea.
Si se presenta algún problema de acoso o de burla en el aula debes actuar de inmediato y entablar el diálogo con tus estudiantes, sensibiliza a la clase sobre los trastornos del lenguaje y empodera a tus alumnos con conocimiento, esto no se relaciona con la inteligencia ni con la capacidad de aprendizaje, así que no debería tener mayor relevancia en su desarrollo. Procura que al presentarse un problema se dialogue entre compañeros y que los alumnos comprendan que la disfemia no es una razón para hacer bromas, explicar las causas y razones detrás de ciertas cosas suele ayudar a los alumnos a empoderarse, lo cual evita el bullying en sí mismo.
Esta respuesta es simple: exactamente igual que al resto, dejar las mismas tareas y calificarlo igual es importante, su única barrera está al hablar, lo cual no significa ningún impedimento intelectual. Habla con él sobre esto y hazle saber que nada lo hace diferente al resto de sus compañeros, pero también dile que la disfemia sigue ahí presente sin que esto implique un problema o una diferencia, no se trata de ignorar la situación por completo, sino de evitar que esta se convierta en algo de importancia para su desempeño. Hazle saber que lo escuchas y que no importa cuánto tiempo le tome expresarse, tú estarás para escucharlo.
¿Has tenido algún alumno con disfemia? ¡Cuéntanos cómo fue tu aproximación a esto y que estrategias utilizaste!