Como maestros sabemos que la educación es mucho más que la transmisión de conocimientos, el proceso educativo no se trata de aprender a sumar, ni de memorizar fechas de eventos históricos, por el contrario este proceso está relacionado más con la relación del alumno con el maestro, el alumno y sus compañeros. La escuela es el primer lugar para socializar, desarrollar habilidades motrices, pensamiento crítico, reflexivo, así como para conocernos a nosotros mismos. Por ello es que el docente requiere mucho más que un buen conocimiento académico y entre todas las habilidades que se necesitan para estar al frente de un aula, no hay como la empatía.
Es común en la actualidad ver contenido que nos guía para ayudar a los estudiantes a desarrollar sus habilidades sociales, pues el foco se ha puesto cada vez más en la enseñanza social-emocional, pero los docentes también necesitan aprender al respecto, ampliar su empatía, regular sus emociones y estar en equilibrio.
La empatía es la capacidad de comprender los sentimientos y emociones de otras personas, al reconocerlos como iguales a nosotros, como seres humanos, aunque con sus propias características y en su propio contexto. Esta es una característica vital para la convivencia y para el desarrollo social, pues se trata de considerar las emociones de los demás. Por ello, la empatía es importante, no solo entre alumnos, sino también de parte del docente hacia sus estudiantes.
Esto implica que el trabajo de la escuela y del docente no es solamente el de transmitir conocimientos y por lo tanto de ver a sus alumnos más allá de sus calificaciones, de los resultados que obtienen y de su participación en clase. Conocerlos como personas, con retos personales, situaciones y contextos específicos y tratarlos con base en ese reconocimiento del otro.
Para algunos puede sonar superfluo el trabajo de la empatía por parte del docente, sin embargo es una de las características que más ayudan a aumentar el rendimiento escolar. Para algunos expertos es parte fundamental del aprendizaje, pues los motiva a conseguir mejores resultados, además de brindarles un contexto seguro para desarrollarse, con la certidumbre de que su maestro lo comprende, lo escucha y lo considera.
Aplicar metodologías innovadoras o utilizar herramientas tecnológicas no son la única solución, es necesario que la relación entre todos los actores involucrados sea sana y bien cimentada. Claro que esto no implica ni trabajar de forma personalizada para cada uno de ellos, ni que tengamos que establecer una relación demasiado estrecha con los estudiantes, sino de trabajar con la idea de que cada uno de ellos tienen sus propias circunstancias y flexibilizar nuestros procesos educativos para permitir el acceso equitativo y consciente.
La empatía es algo que nos ayudará en todos los aspectos de nuestra vida, además de fortalecernos en el trabajo. Con pequeñas acciones podemos convertirnos en docentes empáticos y responsables emocionalmente hablando.
El paso esencial para lograr empatía es escuchar al otro, aprender a conocer sus puntos de vista, sus opiniones, pensamientos e ideas, sin juzgarlos y sin la intención de cambiarlos, aunque tampoco de aceptarlos sin más. Se requiere de toda nuestra atención, así que de dejar atrás prejuicios o expectativas al momento de conocer sus pensamientos. Aunque también debemos estar atentos a lo que dicen sin usar sus palabras o a lo que hay detrás de sus acciones o pensamientos, escuchar activamente es también considerar las razones por las que utilizan esas palabras.
Aunque tengamos muchas buenas intenciones de escuchar a los alumnos, estos no siempre van a reaccionar con apertura, especialmente si no sienten que el ambiente en el que están será amable con sus características particulares, por ello promover en el aula una sensación de seguridad es necesario. Hablar de tolerancia, de inclusión e incluso de promover debates que les den la oportunidad de expresar un poco más de sí mismos es tan importante.
Procurar que en el aula existan oportunidades de aprendizaje en las que todos los alumnos trabajen en conjunto para encontrar soluciones es muy importante por varios factores, especialmente los relacionados con los aprendizajes profundos, pero también es útil para que nosotros y ellos mismos reconozcan sus fortalezas, sus áreas de oportunidad, sus deseos, expectativas e intereses. Actividades colaborativas nos ayudarán a conocerlos mejor.
No olvidemos nunca nuestro propio desarrollo personal, la educación psicoemocional es importante para nosotros personalmente también y en medio de todo eso, la necesidad de no olvidar que se trata de un proceso educativo, una relación docente-alumno. ¡Comparte con nosotros tus estrategias!