Muchos alumnos son buenos para cumplir las obligaciones escolares sin demasiado problema, sacan buenas calificaciones y cumplen las tareas porque comprenden el sistema y se esfuerzan por cumplir lo dicho, pero también hay otros alumnos que quizá no tienen las mejores calificaciones, pero si tienen una curiosidad muy despierta por aprender con mayor profundidad el tema que se observa en clase o que se quedan enganchados a algún tópico y se ponen a investigar todo lo posible sobre ese tema, ellos tal vez no sean los mejores alumnos en cuanto a calificaciones se refiere, porque son distraídos o se concentran en cosas que no siempre son las evaluadas.
La curiosidad es tan importante como el trabajo duro, no solo en clase, en general, las personas que son curiosas, se preguntan cómo o por qué ocurren las cosas, suelen tener éxito en sus relaciones y en sus trabajos, por lo que incentivar y premiar la curiosidad puede ser tan importante como la responsabilidad o el compromiso. Aunque también guiarla y enfocarla de forma provechosa, para evitar cualquier rezago.
¿Por qué es tan importante?
La curiosidad es una herramienta imprescindible en la vida, pues lleva a las personas a grandes descubrimientos, pero también está relacionada con la memoria, la creatividad e incluso la capacidad de adaptación. Se ha demostrado que el conocimiento que adquirimos gracias a nuestra curiosidad permanece en la memoria mucho más tiempo que el que nos obligan a aprender y también se ha relacionado con habilidades de adaptación a lo largo de la vida, pues una persona curiosa buscará métodos, herramientas, explicaciones y caminos diferentes al enfrentarse a una adversidad.
¿Cómo incentivar la curiosidad?
Muchos alumnos son naturalmente curiosos, disfrutan aprender y siempre se preguntan un poco más allá de lo que se les enseña, pero algunos otros no, algunos disfrutan apegarse a las reglas y cubrir un temario, por eso es importante guiarlos e incentivar el lado curioso de todos.
Celebra la curiosidad
Es importante estar atento a los momentos de curiosidad en los alumnos y celebrar sus preguntas, no solamente cuando estas lleven a una buena calificación, sino mientras ocurre esa chispa en el salón de clases. Mostrar a los alumnos que la curiosidad es una virtud los incitará a preguntarse cada vez más.
Enseñar a los niños a preguntar
Aunque sabemos que no hay preguntas bobas, también es importante enseñar a los alumnos a hacer las mejores preguntas, aquellas que los llevarán a otras preguntas y eventualmente a grandes descubrimientos. “Por qué”, “Cómo”, “Qué” son herramientas que ellos deben aprender a usar, como se aprenden otras habilidades, enseñarles a ser escépticos y preguntarse las cosas más allá de los conocimientos los ayudará a sentirse dueños de su aprendizaje.
Explora con ellos
Darles perspectivas nuevas puede ser muy útil para despertar su lado más curioso, por lo que incluir diferentes culturas, lugares e intereses puede ayudarlos a preguntarse algo más allá de su temario. Explora, junto con ellos, nuevos paisajes e ideas, es probable que esto cause mucha curiosidad tanto en los pequeños como en los adultos, pues tendrán la oportunidad de conocer nuevos horizontes.
Tú también sé curioso
La mejor forma de despertar la curiosidad entre tus alumnos es ejemplificarla tú mismo, muestra interés por aprender más, pregúntales a ellos sobre sus costumbres o sobre los temas que les interesan, investiga un poco acerca de esto. Si tus alumnos te hacen preguntas sobre algo que no es tu fuerte, date y dales la oportunidad de conocer más al respecto e investigar.
¿Tienes alguna estrategia para incentivar la curiosidad entre tus alumnos? ¡Cuéntanos más sobre ello!