La escuela no puede ser solamente un lugar de aprendizajes abstractos, pues siempre ha sido el centro de las comunidades, en las que se crea la esperanza de un mejor futuro y en donde se reúnen las familias y desde donde nacen muchas iniciativas e ideas para beneficio de los alumnos, pero también del resto de la comunidad. Paralelo a esto tenemos nuevas perspectivas de la educación, la experiencia de aprendizaje hoy en día es mucho más que obtener información, leer contenidos y escuchar al docente, para los alumnos la educación implica un trabajo más experimental, poner en práctica los conocimientos adquiridos.
Todo docente ha enfrentado momentos en los que los alumnos nos preguntan “¿para qué voy a usar esto, profe’” y en muchos casos su cuestionamiento es realmente válido, pues aparentemente, la escuela y el mundo que les rodea no se relacionan, especialmente si pensamos en contextos desafiantes, lo cual disminuye su motivación e interés en la escuela, ya que puede resultar incluso en una pérdida de tiempo.
Ante este contexto, una estrategia que puede ayudarnos es trabajar con los estudiantes proyectos que además de vincular los contenidos del salón de clases entre sí, aporten un cambio en su comunidad y su contexto particular, un enfoque que abrirá en ellos, la perspectiva de ser un factor de cambio, no solo a futuro, sino en el presente.
No solo desde el punto de vista académico, el servicio a la comunidad tiene muchos beneficios que no siempre son valorados por los participantes. Si bien puede ofrecer vínculos, solidaridad y la construcción de una comunidad más fuerte a través de un beneficio mutuo, también tiene aspectos muy positivos para quien lo lleva a cabo, mantiene activos sus conocimientos, enseña habilidades de logística, observación, pone en práctica conceptos matemáticos, se desarrolla el lenguaje y tiene un efecto positivo en la salud mental de las personas.
Crear proyectos que ayuden a otros no es necesariamente una actividad extenuante, es importante que los alumnos tengan proyectos que puedan realizar y en los que puedan observar un verdadero impacto a través de su trabajo, así que no es necesario buscar solucionar los problemas más complejos de la comunidad, sino atacar aspectos que puedan ser reflexionados por los alumnos.
Una parte importante de este tipo de proyectos es el pensamiento crítico de los alumnos, que tendrán que seguir los procesos detrás de los problemas más comunes, como el manejo de residuos, problemas de comunicación o incluso el apoyo, por ejemplo, a personas de edad avanzada dentro de su comunidad. Depende de nosotros señalar estos puntos, pero de ellos encontrar sus causas y consecuencias, para que la propuesta que lleven a cabo tenga un valor.
Esta propuesta puede ser el pretexto perfecto para soldar los vínculos con otras partes del proceso educativo, como los padres de familia, las autoridades de la escuela, compañeros docentes y otros grupos de estudiantes. No siempre podemos poner a trabajar los engranajes completos de la maquinaria social que implica un proyecto como este, pero si logramos adherir algunos interesados alimentará el compromiso de los alumnos.
Claro que una de las partes más importantes es la relación que estas iniciativas puedan tener con los contenidos de nuestra materia. Sin importar cuál sea el contenido que nosotros enseñemos, podemos desarrollar estos vínculos, desde campañas de lectura para la comunidad, si enseñamos Lengua, hasta protección de la diversidad, si trabajamos con Biología. Cada aspecto tiene una relación con el mundo que nos rodea y en la creatividad del docente está el vínculo que nos ayudará a relacionarlo con la comunidad.
La mentalidad de crecimiento, el beneficio de cometer errores y la posibilidad de intentar de nuevo son parte fundamental de este tipo de aproximaciones. Las soluciones y los proyectos que los alumnos diseñen no siempre tendrán el impacto que buscan, por eso es importante un ambiente que permita el desarrollo de ideas colectivas, la mirada crítica y el diálogo entre pares, porque todos tienen una visión distinta de las cosas. Pero está en nosotros como docentes, crear un ambiente que permita este tipo de correcciones, de errores y de nuevos intentos de forma segura, sin miedo al fracaso.
¿Has trabajado algún proyecto que tenga un impacto en la comunidad con tus estudiantes? ¿Cómo ha sido tu experiencia? ¡Comparte tus ideas con nosotros!