No es fácil, llegar a un salón de clases, dar todo tu esfuerzo y poner en práctica toda la planeación en la que trabajas tanto para enfrentar un grupo de estudiantes silenciosos, con alumnos que no se atreven a levantar la mano para participar en tu clase.
Técnicas y estrategias para subir la motivación pueden ayudar y probablemente, en ocasiones, te haya ocurrido que los mismos tres alumnos respondan siempre a tus cuestionamientos. Sin embargo, lo ideal en un salón de clases es lograr que todos los estudiantes levanten la mano de vez en cuando y se atrevan a emitir sus opiniones, esto te ayudará a tener claridad sobre su aprendizaje y su progreso.
Una mentalidad de crecimiento y una visión positiva de los errores y las dificultades ayudan a que incluso el alumno con más retos en el salón de clases sienta la confianza de que logrará superarlos. Para ello es necesario que los alumnos se sientan seguros de cometer esos errores, sabiendo que ni su desempeño ni su valor serán juzgado por esos pequeños tropiezos.
Alienta la participación más allá de si están en lo correcto, lo cual no quiere decir que los alumnos lancen cualquier respuesta que se les viene a la cabeza, pero sí que pueden aventurarse aún si no están seguros.
Siempre que hagas preguntas asegúrate de que el grupo tiene ya una base de conocimiento al respecto, para que no se sientan expuestos con un tema del que no tienen idea.
Evita decir que no. Parece necesario cuando alguien lanza una respuesta incorrecta, pero evita que “no” sea lo que obtienen al haberse arriesgado. Intenta hacer que piensen un poco más de lo que dijeron, que ellos mismos puedan reflexionar sobre lo que han dicho y que ellos mismos lleguen a dar una explicación más clara.
Por ejemplo, si un alumno responde algo incorrecto, pregúntale cómo llegó a esa conclusión o por qué cree que esa es la respuesta correcta, ve más allá de decirle que no.
Muchas veces, cuando buscamos la participación de los alumnos lanzamos una pregunta y algunas manos se levantan, pero con frecuencia las primeras respuestas que brotan no son las más exactas y esto también limita el número de alumnos que participarán.
Si deseas una participación más exitosa dales tiempo de pensar sus respuestas. Lanza la pregunta y permite que se asiente, no elijas siempre a los primeros en levantar la mano y formula la misma pregunta de varias formas. Esto ayudará a que todos tengan tiempo de pensar y acertar en las respuestas, además de abrir la participación a más personas.
No a todos los alumnos les agrada participar de forma oral. Y aunque motivarlos para que levanten la voz y se hagan escuchar es importante, también es importante ofrecer otras opciones para demostrar lo que saben y compartirlo con sus compañeros.
Intenta ejercicios escritos en los que de forma individual puedan expresar sus ideas, con más calma que de forma oral. Al terminar el ejercicio pídele a algunos estudiantes que compartan lo que escribieron, que intercambien sus tareas o que se preparen para exponerlo. Esto ayudará a que estén más seguros y que organicen mejor sus ideas.
No siempre se presta en la clase, pero alentar a que los alumnos compartan sus puntos de vista y si están o no de acuerdo con la respuesta que se ha dado ayudará a que otros participen aún si al principio no querían hacerlo.
Permite que los alumnos expongan sus propios argumentos, siempre de forma respetuosa y tranquila.
¿Qué estrategias usas tú para que tus alumnos participen en clase?