Aunque el sonido existe en muchas lenguas, la característica letra ñ distingue al español de otras hijas del latín. Proviene del antiguo alargamiento del sonido n, que se escribía con dos letras iguales juntas: “nn”. Sin embargo, con el fin de ahorrar tiempo, papel y energía, los copistas de los monasterios de la Edad Media comenzaron a colocar una n pequeña sobre la primera, que con el tiempo se convirtió en la virguilla, ese signo que va sobre la letra y que la transforma. En 1991 se creó una fuerte polémica, cuando la Unión Europea pensó en permitir que los fabricantes de teclados desaparecieran la Ñ por motivos económicos. Ante esto la primera en reaccionar fue la Real Academia Española, pero le siguieron escritores y sociedad en general, al defender la letra como un orgullo de la lengua. ¿Ñoños?