Estar en la primera semana de clases es algo excepcional, sensaciones que solo los docentes pueden reconocer, porque ni los alumnos ni los padres de familia lo van a experimentar de la misma forma. Por eso hicimos una pequeña lista de emociones y vivencias que solo un profe podrá reconocer en este inicio de cursos. ¿Te reconoces?
1. En el momento en que tienes la lista en mano o cuando entras al salón y ves sus rostros te cae el veinte. Esa carita es idéntica a ese otro alumno que tuviste el año pasado, esos apellidos los viste en tu lista en otro curso… sí, el momento en que te encuentras con los hermanos de tus ex-alumnos. Hay de dos: eres el más feliz o el más asustado.
2. Aunque el primer día está lleno de emoción, casi toda la primera semana andas como zombie, porque estás tratando de habituarte de nuevo al horario. Lo malo es que los primeros días, entre la emoción y el estrés, no duermes bien, así que por la mañana te llenas de café. Problema: sufres para ir al baño en el horario de clases.
3. En lo que te aprendes el nombre de tus alumnos navegas con vocativos neutrales para no regarla, aunque sabes que tienes que practicar decir sus nombres para aprendértelos. Nunca falta el niño que tiene cara de “Javier”, pero se llama “Felipe” y no puedes evitar cambiarle el nombre o el par de amigos con los que siempre te confundes. Lo peor es cuando hay gemelos en tu salón.
4. Aunque el primer día te come la emoción de ver todas tus herramientas nuevas, ordenadas y listas para comenzar a trabajar, para el primer viernes ya hay hojas rotas, rayadas, plumas perdidas, libros doblados y el desorden ha reclamado su reino en tu escritorio y tu bolsa o mochila.
5. Aunque iniciaste la semana con toda la energía y el primer día sientes que puedes conquistar el mundo, el viernes por la tarde toda esa energía se acabó y solo quieres volver a las tardes aburridas de Netflix y palomitas. Aunque estás feliz por recibir a tus nuevos alumnos y te entusiasman las posibilidades.
6. Ya se te olvidaron todos los procesos de la escuela o te cambiaron algunas rutinas, así que en ciertos horarios te sientes como pez fuera del agua, mientras ubicas de nuevo las oficinas, los horarios de recreo, los procesos administrativos que se agregan o que se retiran, etc.
7. Generas mil teorías en pocos días sobre tus alumnos, pues empiezas a identificar sus personalidades, si son los inquietos o los callados del salón, para el viernes ya tienes en mente un mapa general de la diversidad de alumnos que tienes. Lo divertido es que para la mitad del ciclo escolar ese mapa está lleno de anotaciones, cambios inesperados y alumnos sorpresa, de quienes esperabas una cosa y luego ya era otra.
8. Tienes la sensación de que todo acabará en desastre, al menos en la primer semana. Sientes vas por la escuela haciendo malabares, entre los alumnos nuevos, los cambios que aparecen en la administración, agarrar la onda a los planes escolares, conocer muchas caras nuevas entre alumnos y papás, etc. Por eso la primera semana es toda una aventura, pero también llega a ser la más divertida.
¿Cuántas de estas experiencias has pasado? ¿Qué otras experiencias crees que solo comprenden los profes?