Muchos pueden creer que saben de lo que hablan cuando se refieren al trabajo de un docente, las planeaciones, las calificaciones, pero hay cosas que ocurren dentro de un aula que solo podría reconocer un profesor. Son detalles espontáneos, pero característicos de la vida en el salón de clases. ¿Te ha pasado alguno de estos?
Dar instrucciones a un salón de clases lleno de alumnos puede ser un reto y es que no importa cuántas veces y qué tan claro te esfuerces en ser, siempre, cuando los alumnos comienzan un ejercicio o deben entregar una tarea, alguien levantará la mano y te preguntará: “Profe, pero entonces ¿qué tenemos qué hacer?”
Frustración instantánea.
Hay pequeños momentos en la clase que nos ayudan a recuperar el ánimo incluso en los días más difíciles y la mayoría vienen de los alumnos, quienes nos regalan siempre algunos gestos con los que nos damos cuenta de que todo el trabajo y esfuerzo que ponemos valen la pena. Por eso cuando un alumno nos regala unas palabras sencillas como “profe, usted es mi favorito” o “me encanta su clase” o generalmente, los más pequeños, nos regalan dibujos y cartitas, esos momentos son los que nos cambian y nos hacen los días y ciclos escolares.
Así como hay momentos en los que nos preguntamos qué escuchan los alumnos porque por más que repetimos y repetimos datos e instrucciones ellos parecen desconocer lo que decimos, también hay momentos muy importantes para ellos y de los que somos testigos.
A veces podemos ver a un alumno que ha estado luchando con un tema en específico o que se ha esforzado mucho por entender un tema, llega en algún momento a la iluminación, porque después de su esfuerzo y del tuyo el foco se enciende y comprende un concepto, da con la solución a un problema, recuerda un dato o descubre la respuesta correcta. Un lindo momento ver sus caritas sonrientes que de pronto se iluminan.
Por más que a un alumno le cueste creerlo, regañar o dar malas calificaciones no es algo sencillo para los docentes. En ocasiones vemos a los estudiantes esforzarse o preocuparse por algo como las calificaciones, pero no siempre logran sus objetivos ni logran evitar los problemas, así que es tarea del docente decirle al alumno e incluso a sus padres cuando ha reprobado un examen o cuando tienes que regañarlos por alguna razón. Esto no es siempre una experiencia placentera.
Nadie entiende ni teme tanto a las modas como los docentes. Y es que aunque los alumnos de todas las generaciones tienen mucho en común, también hay ciertas particularidades que distinguen nuestros dolores de cabeza para cada ciclo escolar. Algunas veces son programas de televisión, cantantes, juguetes específicos, películas, videojuegos, tendencias en mochilas y artículos escolares. Un docente ha visto pasar por su salón desde las mochilas de animalitos de peluche hasta los spinners. ¡Que te pregunten por las tendencias de la década!
Estar al frente de una clase inmediatamente te hace testigo de las cosas más curiosas y extrañas. Momentos de conversación entre los alumnos, participaciones memorables, preguntas muy incómodas o momentos curiosos que todo tu grupo recordará en el futuro, pero tú como docente en muchos de esos momentos debes aguantar la carcajada, porque aunque te haga gracia lo que acaba de ocurrir eres quien está a cargo del orden del aula. Ah, qué difícil.
¿Reconoces alguno de estos momentos?