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Al llegar al aula, los docentes abandonan su vida normal y se unen a las filas de los super héroes. De hecho, no sería raro ver a algún maestro en el equipo de los Avengers, pues el trabajo constante con tantas personitas nos brinda herramientas y poderes que una persona que nunca ha dado clases no podría entender.
Aquí hicimos una pequeña recopilación de los super poderes que tiene cualquier docente. ¿Cuáles son los tuyos? ¡Déjalos en los comentarios!
Este es uno de los más básicos sin importar el grado en el que enseñes, porque necesitas este poder para trabajar con pequeños de Jardín de Niños y hasta con universitarios, siempre es necesario entender todo tipo de caligrafía. Este es uno de los poderes que solo se adquieren con la práctica, necesario para saber de quién es la tarea o si la respuesta del examen es correcta o incorrecta. ¡Para ti el reto de leer la receta médica no es nada!
De la mano con el otro super poder viene este. Al igual que en el punto anterior, no importa si trabajas en primaria, secundaria, bachillerato, universidad o Jardín de Niños, hasta a los padres se les olvida a veces poner el nombre del alumno al pertenece una tarea, un examen, el lunch de alguien o hasta el suéter. Este es un tipo de poder telepático o de leer la energía de un objeto porque siempre sabemos. Aunque eso no impide que se les diga una y otra vez a los alumnos que no se les olvide poner su nombre.
Entre los poderes de la mente de un maestro, también están los que vienen con nuestra memoria. Un docente jamás olvida, ni una cara, ni un evento, ni una respuesta. Y si por algún motivo nos llega a fallar el recuerdo conocemos de antemano todas las estrategias necesarias para llegar a él. Así que cuando un alumno intenta dar una versión propia de ciertos eventos o te encuentras a un exalumno de muchas generaciones atrás no logran agarrarte en curva. Claro, sí, como todo humano nunca falta algo que nos falla, pero de 10, un 9.8.
Si pudieras transformar este superpoder en detector de oro, te volverías rico en un segundo. No importa en dónde estés o qué estés haciendo, no puedes dejar de lado tu perfil docente, por lo que incluso en vacaciones le ves el lado didáctico a todo. A cada paso planeas la próxima actividad que pondrás a prueba en el salón de clases. Si tienes hijos, ellos ya saben que de todo día de descanso surgirá una clase.
Podrías certificarte como telépata y ni Charles Xavier te lo discutiría. Leer la mente y las emociones de los estudiantes es la habilidad secreta de cada docente. Sabes perfectamente cuando están mintiendo, nada más de ver su carita sabes cuál será el pretexto que usarán y hasta cuando hay un conflicto puedes ver en tu mente cómo fueron las cosas. Claro, que siempre tienes disposición de escucharlos y no cambia para nada tu apertura a llevarte una buena sorpresa.
Después de años de entrenamiento, la práctica diaria y un exhaustivo programa de ejercicios diarios, como docente logra desarrollarse el estado zen de monje tibetano. Nadie tiene la paciencia de un maestro, que responde preguntas a diario de cómo resolver el ejercicio que acaba de explicar o que escucha diez veces en un día el mismo pretexto para una tarea no entregada. Además es capaz de encontrar nuevas formas de explicar un mismo tema para que ningún estudiante se vaya con dudas a su casa.
Ni Superman podría competir con un docente que proyecta su voz en todo el patio para pedir a los alumnos que se formen o que se hace escuchar en un salón de clase cuando todos están hablando al mismo tiempo. Y es que no hay diafragma mejor entrenado que el de un maestro, tu voz es capaz de congelar a toda una clase, de guiar la ceremonia de los lunes sin ayuda de micrófono y de llegar hasta la fila de atrás de tu aula sin un micrófono, sin gritar y sin lastimarte la garganta. Hasta Adele envidiaría la resonancia de tu voz.
Finalmente y sin que sea menos importante, llegamos al superpoder que compartes con las mamás de tus alumnos. La mirada de hielo. Una sola mirada de docente puede congelar a toda la clase que no ha dejado de moverse, con la mirada de docente el alumno que ha estado distrayendo a sus compañeros detiene todo lo que estaba haciendo. ¿Cómo lo haces? No se sabe si es un talento natural, si se adquiere con los años de experiencia o si hay una materia en la escuela para practicarla, es un secreto de los docentes. Lo cierto es que tu mirada puede cambiar el rumbo de cualquier travesura.
Según tu experiencia, ¿cuál es el superpoder más destacable de un maestro? ¡Déjanos aquí esos poderes!