Con la llegada del verano llegan algunas horas de ocio para maestros y alumnos, muchas de las cuales serán utilizadas en cursos de verano, películas y con suerte un viaje para vacaciones, pero, debido a avance de la tecnología es muy probable que también mucho del tiempo libre sea invertido en un continuo pasar de redes sociales o juegos.
Sin importar la edad de alumnos o profes, lo más seguro es que en años recientes nuestro consumo en teléfonos, tabletas y computadoras haya aumentado considerablemente y es que muchos de nosotros hacemos de todo frente a las pantallas: trabajar, hacer tareas, socializar, descansar, enterarnos del mundo, etc.
Pero tanto niños, como adultos necesitamos tener en mente un uso apropiado de la tecnología, no porque esta sea mala, sino porque puede limitarnos tanto como ayudarnos al desarrollo.
Al pasar tiempo frente a una pantalla nuestro cerebro se estimula constantemente, recibe información de forma muy rápida y gracias a la cultura visual de las redes también la procesa a gran velocidad. Esta estimulación es algo que le encanta a nuestro cerebro y produce un efecto similar a sustancias como tabaco o alcohol, debido al placer que nos causa cada vez queremos más.
Sin embargo, es importante señalar que el uso de pantallas, smartphones, computadoras y tabletas no es algo que sea malo en sí mismo, todo depende del uso que le demos y de que hagamos otras cosas además de estar pegados al teléfono.
Como hace años se hablaba del efecto de la televisión en los niños que la veían constantemente o de los videojuegos, hoy en día hay muchos estudios en torno a los efectos que tienen las pantallas en los más jóvenes, sin que existan conclusiones concretas al respecto.
Lo que sí es verdad es que todos los excesos son malos, por ello lo mejor es no estar demasiado tiempo frente al celular o las tabletas.
Es difícil estar en lo correcto, ya que, por un lado hay aplicaciones, videos y demás contenidos que pueden ser de gran utilidad para los niños y jóvenes, pero por otro, también existen muchos otros que no son educativos.
Limitar a cierto horario el uso de la tecnología podría ayudar, pero lo más importante es combinarlo con otras actividades: leer, escuchar música, hacer actividades al aire libre, estar en contacto directo con otras personas, visitar lugares distintos e incluso hacer manualidades.
Aunque no podemos estar presentes durante las vacaciones para vigilar el tiempo que usan la pantalla nuestros alumnos si podemos hacer algunas recomendaciones y platicar con ellos antes de que se vayan de vacaciones, con tal de que ellos mismos piensen en su uso de redes sociales y de la tecnología.
Comenta con ellos los efectos que tiene la tecnología en sus cerebros y en su vida diaria, para que puedan reflexionar al respecto. Organiza un debate en tu salón de clases en el que se observen tanto los efectos positivos como los negativos, permite que ellos mismos identifiquen los contenidos útiles como los que no lo son tanto para que antes de pasar varias horas frente a un juego o una aplicación conozcan pros y contras.
No se trata de prohibirlo o de hacer que la tecnología parezca el enemigo, se trata de darle el uso más apropiado y beneficioso para todos.