Un bello juego infantil que también ha perdido fuerza en años recientes, pero que se trata de niños en una fila que pasan por debajo de un puente creado por otros dos participantes, mientras cantan la canción de la víbora de la mar, al final de la fila el niño que es atrapado debe decidir si se queda con melón o con sandía.
Este juego tiene un origen muy antiguo que ha evolucionado conforme llega a tierras lejanas. Se cuenta que en la península ibérica, en épocas antiguas, los comerciantes debían pagar un impuesto al cruzar un puente, el cual muchas veces resultaba ser lo que llevaba en la última mula de la fila. Esto dio pie a la creación de una canción popular que hacía referencia a ese impuesto en el que el último de la fila se pagaba como impuesto. El viaje por las tierras españolas llevó a que la canción se relacionara con caracoles marinos que los niños vascos llamaban “vígaros” del mar. Esta palabra llegó hasta América, pero como nadie sabía que era un vígaro se sustituyó por la víbora de la mar. Y así es como el último de la fila es atrapado por la víbora de la mar.