La lengua se ha transformado a partir del auge y el embate de las reivindicaciones feministas, no hay duda de ello. Esto podemos verlo todos los días en las redes sociales, uno de los espacios por excelencia para observar los cambios en tiempo real de nuestra lengua, sobre todo en el aspecto léxico. ¿No te ha tocado leer encabezados de alguna noticia en donde se mencionan “niños y niñas”, “maestros y maestras”, jueces y juezas”? Incluso, hay quienes han decidido eliminar las marcas morfológicas de género de los sustantivos con la letra “x”: “todxs”, “nosotrxs”, “amarillxs”, “hermosxs”, entre otros ejemplos que se te ocurran. El argumento es simple: hacer a la lengua incluyente y transformarla para hacerla menos machista.
No obstante, existe un concepto lingüístico (gramatical) llamado género no marcado, el cual hace referencia al uso del masculino para nombrar tanto al género masculino como al femenino, especialmente cuando se trata de grupos mixtos o no se sabe con certeza el sexo de la persona de la que se habla. Un ejemplo de ello es usar “niños” para referirnos tanto a niñas como niños. Por contraparte, al género femenino se le conoce como género marcado, al señalar de forma específica el género del sustantivo o sujeto al que se refiere. Y cuando te encuentras con expresiones como “niños y niñas” o “maestros y maestras”, sobre todo en el discurso político, ocurre el fenómeno de desdoblamiento del género no marcado.
Así que la próxima vez que te encuentres frente al desdoblamiento del género no marcado o el uso de la letra “x” para sustituir las marcas de género, analiza y evalúa este fenómeno.