Dar clases y ser un buen docente no es una tarea simple, no se trata solamente de pararte a dar explicaciones sobre diversos temas, ni de dejar tareas o vigilar exámenes. Ser docente implica establecer relaciones con los alumnos, manejar el salón de clases, comunicar y ayudar a los estudiantes en el desarrollo psicosocial. Todo esto es mucho más complejo de lo que parece y además ocurre a gran velocidad, por lo que algunas habilidades son más difíciles de explicar y de desarrollar que otras.
Desarrollar una presencia fuerte en el salón de clases es vital para que logremos capturar la atención de los alumnos, tanto para que la conducta y el ambiente diario se mantengan en orden como para que los alumnos realmente escuchen y trabajen durante nuestras sesiones. Sin embargo esto no siempre es fácil hacerlo.
Aquí algunas ideas para que tu presencia en el salón de clases nunca pase inadvertida.
Confiar en nosotros mismos y proyectarlo en el salón de clases es de las cosas más importantes para el docente. No se trata de ser arrogantes, sino simplemente de tener confianza en nuestra planeación, en la asignatura que presentamos y en demostrarlo a través de nuestra voz y nuestro lenguaje corporal.
Al tener confianza en nosotros podremos admitir fácilmente si hemos cometido algún error, si hay algo que no sabemos o si necesitamos más tiempo para algo, lo cual también es importante en el salón, pues esto demostrará a nuestros alumnos que no es lo mismo ser un gran docente que ser un docente perfecto, lo cual les dará confianza a ellos para ser grandes estudiantes y no estudiantes perfectos.
La relación que tenemos con nuestros alumnos puede no ser tan sencilla como parece a simple vista. Conocer a nuestros estudiantes, interesarnos en lo que a ellos les emociona o les sorprende, así como la empatía con la que establecemos lazos con ellos son claves importantes para que nuestra presencia en el salón se note más allá de la exposición que haremos. Así tendremos alumnos que se saben valorados, escuchados y apreciados por su profesor.
Gritar es muy poco efectivo para controlar un grupo, por el contrario puede resultar violento y muy ineficiente, pues demuestra a los alumnos falta de confianza. Por ello trabajar en la proyección de voz es muy importante, pues además de ahorrarnos molestias físicas, también es un elemento más para que seamos visibles y audibles durante las clases. Busca algunos ejercicios para que que tu voz provenga del diafragma y se proyecte en todas direcciones, así será difícil que algún alumno no te escuche.
Y aunque esto también se trata de la voz el volumen no es lo único de lo que debemos preocuparnos, también está la entonación y lo que esto comunica. Ser un docente no significa ser solamente serio o estricto, comunicar apertura y flexibilidad a través de nuestra voz es importante, así los alumnos se sentirán en confianza para plantear sus dudas o expresar sus emociones, además de que reconocerán al docente como una persona a la que pueden acudir sin sentirse asustados o preocupados.
Estas son solo algunas ideas para que tu presencia en el salón de clases sea notoria y agradable para todos tus estudiantes. ¿Tienes algunos tips para compartir con otros docentes?