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En los últimos diez o veinte años, la velocidad a la que la tecnología ha avanzado ha sorprendido a la humanidad. En pocos años, el internet pasó de ser una herramienta exclusiva a convertirse de uso común, lo que ha propiciado un giro extraordinario en nuestra forma de vida, así como el uso de dispositivos generalizado como parte de la vida diaria: celulares, computadoras, etc.
Muchos sectores de la vida han cambiado drásticamente en muy poco tiempo y muchas actividades que eran hechas por personas ahora son hechas por computadoras. Gracias al internet, hacer compras, realizar reuniones, comunicarnos con personas al otro lado del mundo, construir autos, ahora es mucho más rápido y barato. Esto ha puesto sobre la mesa diferentes debates sobre la presencia del ser humano en diversos sectores, como es el caso de la educación.
Este es un debate que se repite de vez en cuando, pero la respuesta más corta y más directa es no. La tecnología ha abierto las puertas para hacer de la educación una más abierta y mucho más inclusiva, accesible y diversa, pero sencillamente no es posible sustituir al docente, ni siquiera en contextos de educación a distancia, como el que ha generado la pandemia de covid.
La tecnología es útil en muchos ámbitos pues ayuda a optimizar procesos, hace más eficientes algunas actividades y nos permite completar tareas a mayor velocidad, en general ayuda a simplificar. En realidad, la educación de hace años estaba pensada para que los sujetos fueran eficientes en una línea de trabajo industrial, acostumbrados a un sistema ordenado, el trabajo y la producción eran el objetivo, sin embargo conforme avanza la tecnología y la sociedad cambia, la creatividad, la resolución de problemas, la individualidad, con visión de conjunto se hacen cada vez más necesarias, necesitamos sujetos capaces de enfrentar un ámbito cambiante y demandante.
Si pensáramos que la tecnología acabará por sustituir a los docentes, toda esa creatividad y resolución de problemas no podría crearse, pues pensar en sistemas totalmente automáticos crearía sujetos formados de la misma manera, por el contrario la diversidad está cada vez más presente y nos hemos dado cuenta de que todos aprendemos, pensamos y requerimos cosas distintas.
Esto no significa que la tecnología queda fuera de la educación, al contrario, representa una de las mejores herramientas para el docente y para los estudiantes, como un apoyo para la educación. Conforme se hace más accesible, también es útil para resolver retos como el vivido ante el covid-19.
Que el docente se familiarice con las herramientas disponibles para la educación es esencial, esto ayudará a todos sus alumnos pues será posible tener herramientas específicas, hace flexible el aprendizaje y ayuda a los estudiantes a encontrar su propio ritmo de trabajo, algunos pueden acceder a las clases si es que les cuesta algún tema, tener los videos para repasar más tarde, realizar actividades más interactivas y claro, acceder a una enorme biblioteca de contenido, pero guiados por un docente que les ayudará a entender cuáles son sus fortalezas y a trabajar en las áreas de oportunidad.
Si algo hemos aprendido en estos años es que la tecnología cambia en un abrir y cerrar de ojos, pero en el salón de clases la constante siempre debe ser el maestro. Implica, por supuesto, un gran reto para el docente adaptar la tecnología existente, conocer las mejores aplicaciones y usos no es tan simple como parece, por el contrario, puede representar incluso mayor trabajo para el maestro, que gestiona a los alumnos y el uso de cualquier dispositivo.
Aunque sepamos que ningún tipo de tecnología puede sustituir el papel del docente en la educación, si debemos saber que todo el sistema educativo, las sesiones presenciales, las clases en línea, las tareas y los objetivos generales necesitan evolucionar conforme todo cambia. Y uno de esos retos es conocer las herramientas tecnológicas, hacer a los alumnos más autónomos y dueños de su proceso, para que sean capaces de utilizar todas estas herramientas de forma objetiva, con criterio y creatividad.
Los docentes tenemos la tarea y la responsabilidad de actualizar nuestros conocimientos, aunque esto es difícil en ocasiones, especialmente cuando los contextos complejos no permiten tener un acceso generalizado y equitativo en todas las regiones, sí podemos incentivar a los estudiantes a aprender a aprender, a ser creativos, alimentar su autoestima y a ser resilientes. Y esta parte humana también es necesaria en los cambios en el salón de clases. Una razón más por la que la tecnología jamás podrá sustituir a un docente en el aula.
¿Utilizas tecnología con tus alumnos? ¿Qué papel juega esto en tu salón de clases? ¡Comparte con nosotros!