Sin motivación es muy difícil que un estudiante logre un aprendizaje exitoso. Aunque la motivación tiene muchas caras, es una de las partes más importantes de la escuela y de todo lo que implica aprender. Por ello, como docentes debemos trabajar en la motivación de nuestros alumnos.
Claro que esto no es sencillo, pues continuamente las clases requieren de explicaciones tediosas, tareas complejas o ejercicios poco atractivos, algo que no podemos evitar aunque tratemos de introducir todo tipo de dinámicas e ideas para que nuestros alumnos se mantengan entusiasmados con la clases.
Lo cierto es que no siempre la motivación puede venir de factores externos, porque esa motivación trabaja por momentos y no ayuda a mantener ni un ritmo ni a alcanzar objetivos a largo plazo, por lo que es necesario ayudar a los alumnos para que construyan una motivación que venga de si mismos.
Se llama motivación extrínseca a la que obtenemos de factores externos a nosotros y que está muy relacionada con las recompensas o las sanciones. Obtener un premio por realizar una acción o enfrentarnos a un castigo por alguna razón puede inhibir o fomentar conductas al momento, pero se ha demostrado que ese tipo de motivación dura muy poco, sin importar la dureza de las consecuencias, ya que solo juega con motivadores temporales.
La motivación intrínseca, por su parte, es la que sentimos para continuar una actividad a largo plazo, pero que no proviene ni del resultado que esperamos obtener ni de algún premio (o castigo) que se obtenga por realizar dicha acción. Y es la que nos sirve para llegar a cumplir un objetivo incluso cuando las cosas se ponen difíciles o cuando alcanzamos un punto crítico.
La sensación de que somos nosotros mismos quienes elegimos realizar una tarea o incluso ir a la escuela, que no se trata de algo impuesto, sino algo que nosotros elegimos para nosotros mismos, eso es autodeterminación y es un factor poderoso para la motivación intrínseca.
Por esta razón es importante que los alumnos sientan que tienen poder sobre su proceso educativo, algo muy complejo en un sistema que no los considera demasiado. En el salón de clases empoderar la autonomía puede ser difícil si tenemos un horario, un plan de estudios y demás exigencias que debemos cumplir. Pero darles opciones y la oportunidad de hacer elecciones durante su estancia en la escuela es una gran manera de permitir esa autodeterminación.
Aunque la posibilidad de hacer elecciones es muy importante, también debemos ser cuidadosos, pues esto no siempre es fácil, especialmente si los niños o jóvenes se enfrentan a demasiadas posibilidades, esto por el contrario podría disminuir la motivación y el entusiasmo, ya que resulta abrumador si le pedimos a alguien que decida algo cuando no tiene suficiente información para hacerlo.
Para ofrecer la libertad de elegir a un estudiante no es necesario hacer preguntas abiertas como “¿Qué quieres hacer?”, sino “¿Prefieres escribir un texto o hacer un diagrama?”, se trata de darle la libertad de elegir entre opciones, pero también de guiarlo y ayudarlo a decidir.
Otro factor esencial de la motivación intrínseca está en la sensación de que podemos lograr algo. Es decir, saber que si nos esforzamos podremos lograr nuestros objetivos. Pues si por el contrario creemos que no somos capaces de alcanzar algo, desarrollar una habilidad, aprender algo o simplemente terminar una tarea entonces decidimos abandonarla. Por ello es necesario crear un ambiente en el salón de clases con mentalidad de crecimiento, es decir que nuestros estudiantes entiendan que el fracaso o el error no es más que un paso más y que es necesario para el éxito. Así como evitar la creencia de que ciertas habilidades se consiguen solo por nacimiento, como “ser bueno para las matemáticas”.
Existen otros factores que apoyan la motivación intrínseca, pero estos son dos de los más importantes. ¿Cuáles otros crees que influyen en tus alumnos?