Cuando llega la temporada de lluvias, el español tiene una buena variedad de términos para describirlas. Desde un ligero “chipi-chipi” hasta un “diluvio”, depende la intensidad con la que nos atrape la lluvia.
Entre esos términos hay uno muy característico: el chubasco. Un tipo de lluvia que normalmente llega tras un día soleado, trae mucho viento, dura muy poco y es muy intenso. Ese sería un típico chubasco del español, aunque meteorológicamente tienen características muy interesantes.
Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra tiene su origen en el portugués, lengua en la que lluvia se dice chuva, pero otras fuentes etimológicas nos remiten también al gallego, donde lluvia es chuvia. Ambas teorías deben estar en lo correcto, pues ambas lenguas son romances, es decir, derivan del latín y de varias formas están relacionadas con el español.