Este adjetivo tan deslumbrante tiene una historia curiosa. Literalmente, despampanar significa “quitar el pámpano”. El pámpano es la hoja más joven de la vid, la planta de la uva. Algunas historias se remontan a la Biblia, de donde presuntamente surge la palabra. La historia sugiere que, tras comer la fruta prohibida, Adán y Eva descubrieron su desnudez, apenados por eso decidieron taparse con las hojas más cercanas, curiosamente de pámpano. Así que desmpampanarse vendría a ser desnudarse.
Algo menos bíblico sugiere que el origen es más bien de la cultura vitícola, pues los pámpanos, los retoños de la vid, son especialmente apetecibles para las plagas, por lo que al salir se le retiran a la planta, para así evitar cualquier daño. Despampanar, por lo tanto, pasa a significar algo como quitarse lo malo, lo cual derivará en el adjetivo despampanante.