Sin importar si las vacaciones de verano fueron para descansar, para trabajar, para ir de aventura o para estar con la familia, el regreso a clases puede desequilibrarnos, pues nuestro cuerpo y nuestra mente cambian de ritmo, toda nuestra rutina es distinta cuando no damos clases: levantarse temprano, comer a diferentes horas, convivir con tantos niños, todos los factores pueden ser difíciles. ¡Por eso buscamos algunas ideas para que esta etapa sea más sencilla!
Lo que más te gusta
Una buena manera de comenzar a recuperar el ritmo es reconocer qué cosas disfrutas más durante la jornada, para ello necesitas reflexionar al final de un día normal de trabajo y mapear (incluso en un diagrama o una tabla de horarios) cuándo y por qué te sentiste más feliz o con más tranquilidad, de igual manera puedes identificar tus momentos más difíciles, será más fácil que repitas la experiencia o que te prepares para aquellos que no puedes evitar.
Un momento para ti
Esto puede ser difícil, pero es muy recomendable, se trata simplemente de buscar unos minutos en el día que sean solamente para tí, para lo que tú decidas hacer con ellos. Haz tu plan diario y busca al menos cinco minutos, aunque media hora es el ideal; durante esos minutos date el permiso de hacer lo que quieras, pero no se vale que sea algo que de todas formas harás durante el día (como comer o preparar un café), sino de hacer algo que salga de tu rutina y sea solamente tuyo, desde dibujar, darle la vuelta a la manzana hasta jugar una partida de algún juego rápido. Tómate esos minutos con la consciencia de que son precisamente eso, un espacio solamente tuyo.
Encuentra un amigo
Mientras acabas de organizar tu agenda y tu día a día toma orden, busca a un colega con quien puedas realizar las labores, si necesitas renovar tus útiles o si debes preparar algo del temario escolar, busca a un maestro para que lo hagan juntos, así tendrás a tu lado alguien que te comprende y puede darte retroalimentación si llegas a necesitarla. Esta práctica podrías no abadonarla conforme avanza el curso, al contrario, podría formar parte de tu vida diaria: organizar un horario para hacer cosas de maestro en compañía de otro u otros maestros.
Conecta con tus alumnos
Mientras las clases acaban de tomar forma y tus propios alumnos se acostumbran de nuevo al horario escolar, dense algunos minutos para crear un lazo profesor-alumno, con algunas dinámicas sencillas o al ordenar el salón de clases, puedes crear un espacio amistoso y de ambiente tranquilo para que tus alumnos y tú se conozcan, mientras se da un respiro bien merecido, finalmente ellos también están en medio de un proceso de adaptación al nuevo ciclo escolar.
Piensa bien las cosas
Si este ciclo escolar viene en compañía de retos o de algunos cambios, aprovéchalos, puede que sea difícil enfrentarlos y te cause un poco de estrés, por ejemplo, si darás un grado que no acostumbras enseñar o si tu grupo es de mayor tamaño, si la escuela te queda más lejos o el horario ha tenido variaciones, es posible que estos cambios los veas como un obstáculo, por lo tanto te hagan más difícil el proceso de adaptación. Pero cómo piensas las cosas puede afectar la forma en que te desenvuelves en esos momentos, por lo tanto, gira un poco el visor, dale la oportunidad a esas cambios de convertirse en oportunidades y retos a superar. Si hay cosas nuevas sé curioso, es un buen momento para aprender y crecer como maestro.
¿El regreso a clases ha sido estresante? ¿Qué estrategias usas para sobrellevarlo?