Las vacaciones son una oportunidad para descansar y olvidarnos un poco del difícil trabajo que tenemos en las aulas, sin embargo también son un momento para poner en perspectiva gran parte de lo que hacemos y por qué lo hacemos. Esto nos puede llevar a un momento de reflexión en el que nos podemos sentir desganados o con poco entusiasmo hacia nuestro trabajo.
Esto en sí mismo no es algo malo, es normal pasar por momentos en los que debido al cansancio o la presión nos sentimos poco atraídos a retornar a las aulas. La buena noticia es que aún queda tiempo para el inicio del año escolar, pero si a pesar del descanso y la emoción, sientes que te falla la motivación o ya no sientes la misma pasión, aquí te dejamos tres ideas para que la recuperes.
Un trabajo de reflexión y observación es necesario en este momento, para ello debes tratar de ver todo con objetividad, hacia tus clases y hacia ti mismo. ¿Qué es lo que más se te dificulta de ser docente? Pueden ser muchas cosas, desde la rutina hasta el trato diario con padres de familia o compañeros. No tiene que relacionarse con la clase.
Escribe en una lista todas esas cosas que se te dificultan y piensa en alguna solución posible para cada una de ellas. No es necesaria una solución fuera de lo común o estrategias muy complejas, solamente se trata de que puedas ver que no todo es tan difícil como parece.
También puedes escoger una de esas cosas y hacer de ella un proyecto. Prepara una estrategia para el ciclo escolar que comenzará en la que puedas atacar esa dificultad de forma divertida o por lo menos interesante, trabaja en conjunto con otros compañeros y aprovecha la oportunidad para aprender cosas nuevas.
Si estás en la docencia lo más seguro es que exista algo en el salón de clases que te encante o te fascine. Y quizá eso mismo es algo que no te permites hacer mucho en el salón, ya que el tiempo, las obligaciones o el temario no te deja darte el tiempo. Por eso mismo puedes usar esta temporada de receso escolar para planear un proyecto en el que incluyas lo que más disfrutas de dar clases. Piensa en esa emoción de vivir la experiencia junto a tus alumnos y date la oportunidad de planear algo increíble. No es necesario que sea algo muy complejo, pero sí puede ser algo a mediano plazo.
No te cargues de muchas tareas por cumplir todas esas expectativas que comúnmente nos formamos. Mejor elige una tarea que cubra alguna actividad que para ti sea importante y ocúpate solamente de ella.
Sí, conforme pasa el tiempo y especialmente en estos tiempos, existen muchísimas cosas que cambian y lo hacen a gran velocidad. Dar clases hace cinco o diez años no es lo mismo que el día de hoy. Y aunque los cambios no siempre nos hacen sentir cómodos, son necesarios e inevitables. Lo que puedes hacer es fluir con ellos. Para esto la mejor manera de abordarlos es por medio del aprendizaje. Si estás enfrentando cambios en la forma de dar clases, con las actitudes de los alumnos o incluso con tus compañeros zambúllete en ellos y aprende un poco más al respecto. Investiga, busca algún o curso o conoce mejor a los nuevos compañeros, generalmente al conocer un poco más sobre algo en específico nos sentimos más seguros e incluso entusiasmados.
Ahora sí, estás listo para renovar toda la pasión al interior de tu salón de clases. Tanto tus alumnos como tú sentirán más energía y les será más fácil encontrar motivación. ¿Qué haces tú para renovar tu pasión docente?