Si eres maestro no eres una persona común y corriente, tu trabajo te ha llevado por experiencias de las que otras profesiones no tienen idea, incluso tú, desde el primer día de clases, has hecho cosas que no imaginabas nunca que tendrías que hacer. ¿Qué es lo más extraño que has tenido qué hacer en tu camino como docente?
¿Qué tal algunas de estas cosas extrañas que has tenido que enfrentar por ser maestro?
Arreglar tu ropa… con grapas
Nunca falta ese horrible momento en que tu pantalón o falda se rompe a la mitad del día de clases, no te quieres levantar del escritorio porque lo sabes, aunque no lo hayas visto. Y no es que puedas correr a tu casa a la mitad del día. ¿Cómo resuelves ese problema? ¡Fácil! Una engrapadora es la solución. Tú amplio conocimiento de papelería te da esas ventajas sobre el resto de los mortales.
Discutir
Con una copiadora, con la impresora, con tu computadora, hasta con los plumones cuando están a punto de terminarse. Aguas, porque esos artículos suelen oler tu prisa, así que debes acercarte con cuidado. Si lo que deseas es acabar rápido, seguramente acabarás en una terrible discusión con esos artículos malvados.
Tararear
Sí, pero no las canciones de moda, sino las canciones infantiles que cantas con tus alumnos, el problema es que esas son las melodías más pegajosas que has escuchado y constantemente te descubres tarareándolas en el camino a casa o mientras cumples con tus labores, si andas con mucha creatividad hasta la adaptas a tu tareas. No sabes qué suena en el radio, pero que te pregunten por la del candadito.
Ser un superhéroe
Cuando entra algún insecto al salón de clases y de inmediato los niños comienzan a gritar o a llorar porque les da miedo. No es que tú no seas valiente, pero la araña gigante que descubres en la esquina del salón te hace querer huir de inmediato. ¡Pero con todo y el miedo, te levantas y la sacas del salón de clases! Y hasta te das el lujo de decirle a tus alumnos que no exageren, que es solo un pequeño animalito más asustado que ellos.
Inventar palabras
Aunque tu vocabulario es muy amplio, nunca es suficiente para expresar la vida del maestro. Y especialmente cuando la clase te inspira una que otra palabrota o hay cosas que no puedes terminar de expresar en palabras comunes. ¿La solución más sencilla? Inventar palabras, pregúntales a tus alumnos si alguna vez han escuchado tal creatividad léxica.
Reírte solo
Cada vez que sales de la escuela tu cabeza se queda ahí, porque en las reuniones familiares, cuando ves a tus amigos o si vas solo en el transporte público, acabas riéndote solo porque recuerdas alguna travesura de tus alumnos o algo muy gracioso que dijeron en clase. Es algo que no puedes explicar, porque cuando lo intentas, la anécdota requiere mucho más contexto, te ha pasado varias veces, por eso ya mejor te ríes solo.
¿Qué otras cosas has hecho que te han sorprendido? ¿Crees que otras profesiones pasan por las mismas cosas?