Tomar la oficina del director en una escuela no es una tarea fácil, es una gran responsabilidad que conlleva dirigir el trabajo de decenas de maestros y personal educativo, además de tomar en sus manos la educación de cientos de niños que en unos años serán quienes dirijan el futuro. Sin duda este trabajo está lleno de desafíos y algunas dudas, pero también de satisfacciones.
¿Cuáles son las características que hacen la diferencia? Ser un gran director no es cuestión de una o dos acciones, requiere coordinación, esfuerzo, habilidades, asertividad e interés, pero también la posibilidad de tomar riesgos, reconocer errores, apoyar a los demás y ver hacia el futuro. Aquí hicimos una pequeña lista de algunas características que hacne la diferencia en las escuelas desde la oficina de los directores.
Un líder nunca toma decisiones solo, sino que escucha a los otros para aprender de sus necesidades, conocer sus ideas, apoyarlos cuando lo requieran y respaldar su trabajo. Un buen líder conoce a su equipo y para ello dedica todas las oportunidades que tiene para escucharlos a todos. A los docentes que están al frente de las clases, a los alumnos que asisten a diario a la escuela e incluso a los ausentes, que no siempre se aparecen, pero que tienen sus razones. A los padres, que también transmiten sus preocupaciones e intereses diarios.
Los grandes directores no trabajan solos, más bien abren la brecha para que lo que otros tienen que decir encuentren el cauce adecuado para hacer los cambios necesarios. Y la escucha activa es esencial, más allá de nuestras propias creencias e ideas, se trata de abrirnos con empatía, flexibilidad y apertura a lo que los demás tienen que decir, hacerles saber que su voz cuenta y que es una parte importante de la comunidad a la que pertenecen.
Para construir una comunidad educativa fuerte es necesario que todos los miembros se interesen por el bienestar de todos. No hay fines que justifiquen medidas que no tomen en cuenta a todos los miembros de la comunidad y para lograr adecuarnos, a pesar de cualquier circunstancia, con los recursos que tengamos es necesario mantener alto el interés por las demás personas. Y en ese aspecto es necesario hacer preguntas, acercarnos a ellos, conocerlos, preocuparnos por sus preocupaciones y hacerles saber que cuentan con el director y la comunidad. ¿Cómo hacer esto? No es algo fácil ni tiene que ser un trabajo que utilice las 24 horas del día de una persona, pero la empatía es invaluable en este asecto.
Ningún líder trabaja solo y es que una comunidad tan amplia y diversa como es la escuela requiere el trabajo de todas las personas que la conforman. Así es necesario aprender de las fortalezas y debilidades de cada uno de nosotros para delegar responsabilidades y reconocer el esfuerzo que todos hacen por su comunidad. Quizá este sea el gran reto de todo director, logar la coordinación necesaria para sacar el potencial máximo de todos, así como de respaldar esas áreas de oportunidad que todos tenemos.
Aunque antes se pensaba que un director implacable que no tolerara la indisciplina en la escuela construiría alumnos más fuertes, ahora sabemos que no todo se trata de castigarlo todo, sino de aprender a aplicar una disciplina positiva, donde seamos conscientes de nuestrso errores y de cómo nuestras acciones afectan a las demás personas e inciden en la comunidad a la que pertenecemos. Suspender alumnos, castigar los recesos, regañar con mano dura no es la solución a ningún problema, la aproximación va en el plano de la comprensión, la escucha activa, la empatía y la resolución de problemas. Tanto con los alumnos, como con los profesores.
¿Para ti cuáles son las caracterísitcas que hacen a un buen director? ¿Cuál ha sido tu experiencia como director o como profe? ¡Comparte con nosotros tu experiencia!