Reconocer a un profesor que camina por la calle podría parecer una tarea imposible, pues, no parecen tener muchas características que los distingan del resto de los mortales. O eso es lo que algunos podrían pensar.
La verdad es que no es cierto, reconocer a un maestro es relativamente sencillo y es que, aunque no usen un uniforme ni lleven consigo alguna herramienta que por si misma lo delate, reconocer a un maestro es bastante sencillo. Aquí te decimos seis cosas por las que es bastante simple reconocer a un maestro fuera del contexto escolar.
Usan su voz de maestro
Si, la verdad es que, aun si no te has dado cuenta, cuando eres maestro tu timbre de voz es diferente al del resto. Puedes proyectar una simple instrucción a lo largo y ancho del patio de recreo o puedes susurrar alguna respuesta junto al pizarrón, pero el tono con que llamas la atención de los alumnos es algo que recordarán durante muchos años y alguien camina por la calle que de pronto escucha ese característico tono de voz tendrá recuerdos vivaces de sus años de escolar.
Polvo de gis o pintura de plumón
Esta es muy sutil y puedes caminar kilómetros, llegar a casa, volver a salir y aún portar esa marca que te distingue como maestro sin darte cuenta ni imaginar que eso te delata. Tu antebrazo o algunos rayones en la ropa que usaste en el salón de clases son la prueba perfecta de que eres docente. ¿No nos crees? Mira tus manos, seguro hay restos de gis o plumón en ellas.
Regañar niños o adolescentes… que no conoces
Es algo instintivo, no importa si sales del salón de clases, si vas por la calle y ves niños que corren sin control o adolescentes mal sentados en el transporte público, lo más seguro es que tu instinto de docente aflore y trates de detenerlos o les llames la atención por su conducta. “¡Siéntese bien, joven!” Lo más curioso es que probablemente ellos te harán caso. Es tu voz de maestro.
Tu mochila, la bolsa, la otra bolsa y la caja
No es que ser maestro requiera muchas herramientas, pero seguramente vas de un lado otro con más de una bolsa llena de cosas que usas en tus clases, desde carteles de exposición, tareas, exámenes por calificar, hasta material para trabajar en clase o decoraciones para tu salón. De paso algunos libros, cuadernos y un suéter, por si hace frío después.
Y el interior de tu bolsa
Este puede ser más discreto, porque no todo el mundo andará husmeando el interior de tu bolsa o mochila personal, pero si alguien se adentra en sus profundidades no encontrará los objetos comunes, en la tuya llevas plumones, plumas, plastilina, lápices de sobra, hojas blancas o de cuaderno, o ambas, pegamento, regla, recortes de los materiales que usaste, dulces, un analgésico y lo básico: gel antibacterial.
Tu cara de cansancio
Es la verdad, el desvelo de revisar tareas, exámenes y hacer planeaciones, además de dar clases, tratar de conservar tu vida personal y tus tareas en casa te dejan más que agotado, es real. Así que el cansancio se nota en tu rostro, por eso cuentas los días para el puente y las vacaciones más cercanas. ¡No te preocupes, pronto llegan!
¿Te identificas con alguna de estas formas de reconocer maestros en la calle? Si se nos paso alguna, déjala en los comentarios.