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La tecnología ha cambiado muchas de las dinámicas en nuestra vida, el tiempo en casa y los pasatiempos ya no son lo mismo, así como la educación. Aún sin educación a distancia, muchas tareas, ejercicios, prácticas y habilidades pueden hacerse a través de una pantalla, esto ha facilitado cierta interacción en medio del contexto que vivimos en la actualidad, pero también nos ha traído otro tipo de consecuencias, pues pasar demasiado tiempo frente a la computadora o el celular afecta nuestra vida de distintas maneras.

Por ello, como docentes, sabemos la importancia de que los niños se alejen de la adicción a la tecnología o los celulares, pues despiertan ansiedad, provocan problemas de concentración, sedentarismo, entre otras cuestiones. Ante esto la recomendación es cuidar el tiempo que los más pequeños (e incluso nosotros como adultos) pasamos frente a la pantalla, sin embargo, debido a la pandemia estas medidas quedaron relegadas, pues para solucionar muchos problemas de comunicación contamos con la tecnología.

En medio de este contexto ¿Cómo podemos balancear la necesidad de conectar con el mundo y a la vez cuidar nuestra salud? ¿Esto cómo lo llevamos a los más pequeños?

En casa

Si bien será a través de la computadora o el celular que nuestros alumnos podrán conectarse o hacer sus tareas, podemos ayudar a regular esto. Establecer horarios es una de las mejores formas de evitar una sobrecarga tecnológica, claro que es necesario considerar el tiempo de tareas y de clase, pero podemos trabajar en un horario que permita tomar descansos, activarse físicamente, cambiar de contexto y convivir con la familia, por lo que crear cronogramas puede dar un sentido de estructura muy necesario.

Es importante también crear la oportunidad de disfrutar otras actividades que no se encuentren en el celular o en la computadora, crear actividades conjuntas como momentos de lectura en el que todos tomen un libro o activaciones físicas para bailar o hacer un poco de ejercicio puede ayudar a combatir esto.

Como docentes

Claro que como docentes, en este momento, requerimos mayor conectividad, más tiempo para comunicarnos con ellos y evaluarlos, pero también podemos buscar que lo que inviertan en conexión sea útil, así como empujarlos a actividades lejos de las pantallas que traigan beneficios para nuestra clase. ¿Cómo hacer esto?

Tareas lejos de la pantalla

Crea tareas que puedan realizar lejos de la pantalla y que puedan compartir también en el momento de clase o a través de alguna herramienta. Tareas creativas como dibujar, escribir, o incluso modelar con arcilla o plastilina, más tarde pueden compartir fotos o contar en una clase el proceso que han llevado a cabo, pero desde un cuaderno. También puedes pedirles actividades que impliquen un trabajo más allá de sentarse en la pantalla, como crear videos o podcast, en donde exhiban sus habilidades y que parte del proceso se lleve a cabo lejos de la pantalla específicamente.

Dales opciones

Busca para ellos algunas actividades físicas que sirvan como descansos en medio de las tareas o para momentos en los que puedan relajarse, envíales videos en donde se enseñen activaciones físicas, aunque esto implica también ver la pantalla, cambiarán de postura, refrescarán sus ideas y tendrán un recurso para relajarse más tarde. También puedes hacer clubes de lectura o de otros intereses que sirvan para animarlos a realizar nuevas actividades o tener otros pasatiempos, aunque al final terminarán en una reunión o un foro digital, podría inspirarlos a hacer cosas lejos de la computadora.

Que otros se unan

Invita a los padres a activarse con ellos. Esto puede ser un tanto complejo, pero buscar la oportunidad de incluir a los padres en alguna conferencia o espacio de aprendizaje ayudará a la convivencia familiar, reforzará los lazos y podría incentivar mayor tiempo de convivencia. También puedes buscar proyectos para que realicen juntos algunas actividades que no sean muy demandantes, una pequeña entrevista, por ejemplo será suficiente para cerrar las pestañas durante treinta minutos.

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