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La motivación de los alumnos es una de las partes más importantes del proceso de enseñanza-aprendizaje, pero también es algo que no siempre es fácil encender en nuestras clases. A pesar de todo, como docentes hacemos de todo para motivar a los alumnos, pero también es necesario que tengamos en cuenta algunos factores que no siempre nos son útiles, aunque pensamos que sí.
Aquí te decimos algunas de esas cosas que nos ayudan a mejorar nuestra relación con la motivación de los docentes, algunas de estas ideas las señala Rachel Fuhrman, maestra de matemáticas de Nuevo Orleans, quien escribe para Edutopia por su interés en el desarrollo educativo. ¡Cuéntanos qué te parecen estas ideas y cómo crees que afectan a tus estudiantes!
Cuando reconocemos la inteligencia de nuestros alumnos, según la idea que tenemos de inteligencia construida desde hace algún tiempo, lo que estamos transmitiendo es que la inteligencia es una característica con la que nacemos, determinada desde el inicio. Con esta idea, los alumnos que son halagados por esto temen fallar y demostrar que no son tan inteligentes como la gente lo dice, por lo que comenzarán a sufrir de mucho estrés constantemente por la presión que esto implica o harán trabajos mediocres por el miedo a arriesgarse a perder esa etiqueta.
Por otro lado, los estudiantes que no obtienen ese halago sentirán que su esfuerzo no sirve de nada, porque no tienen esa característica que ya está determinada. Se quedarán con la sensación de que no son buenos para esas materias y esto afectará su desempeño a lo largo de toda su vida escolar.
Para contrarrestar eso, lo mejor es elogiar su esfuerzo, celebrar sus pequeñas victorias y entender que todos los estudiantes tienen un ritmo diferente, por lo que sus metas pueden verse distintas para cada uno. Es más importante, por ello, celebrar más el esfuerzo que ponen por superar sus propios límites que los resultados que obtienen, hazles saber que un buen resultado no es debido a su inteligencia, sino al trabajo que han puesto en ello.
Algo que puede parecer sencillo para algunos, puede resultar un reto para otros estudiantes y animarlos a resolver ejercicios o a iniciar una nueva lección a través de la idea de que estos son sencillos y podrán resolverlos rápidamente o sin esfuerzo hará sentir a quienes encuentren complejos esos mismos ejercicios o conceptos que están por debajo de sus compañeros, que sus habilidades no son suficientes y además los hará sentirse avergonzados para pedir ayuda, expresar sus dudas o al obtener resultados menores a los de los otros.
Diles a tus alumnos que pueden con el reto, pero no porque las cosas sean sencillas, sino porque ellos tienen la capacidad de hacerlo, anímalos a hacer preguntas y haz de tu aula un espacio seguro para las equivocaciones, sin duda esto mantendrá la motivación arriba.
A veces en el aula tenemos uno de esos estudiantes con mucho interés que hacen todo bien, tienen facilidad para algunas materias, les gusta hacer tareas, no tienen problemas para integrarse con sus compañeros y hasta participan en clase. En ocasiones, como docentes, hacemos de ellos un modelo para otros alumnos, decirles que se esfuercen para ser más como ellos. Sin embargo, lejos de proveer un modelo para los alumnos, lo que hacemos es alejarlos de estas conductas que buscamos.
Recordemos que todos los alumnos son distintos, cada uno tiene una personalidad y habilidades distintas, además cada uno enfrenta contextos y retos diferentes y por lo tanto lo que necesitan para aprender son cosas distintas. Además, al hacer de un alumno un modelo para la clase este se convertirá en blanco de estrés para mantener esa imagen, lo separa de sus compañeros y lo etiqueta para el futuro, por lo que sentirá presión y miedo al fracaso, mientras que a sus compañeros los hará sentir que nunca podrán alcanzar ese estatus, ya sea porque no se concentran con facilidad, les cuestan ciertas materias, su contexto limita su tiempo para hacer tareas o son tímidos para participar en clase, cualquier factor que no les ayude a llegar a ese modelo será algo que afecte su autoestima. Es mejor trabajar en las necesidades de la clase y buscar alternativas para que todos los alumnos tengan un momento para brillar.
¿Has cambiado la narrativa con la que trabajas la motivación en tu aula? ¡Cuéntanos cuáles son tus estrategias y comparte con otros docentes!