Si bien la vacaciones de verano son la época soñada de alumnos y docentes también son el terror de los padres, razón por la cual, a pesar de ser docentes libres de responsabilidades de escuela (lo más posible), seguramente hay muchos profes preocupados porque sus pequeños estarán en casa todo el verano.
¿Qué pasa cuando esos niños que encantados decían que sí a todas las ideas de sus papás se convierten en adolescentes?
Quizá los veamos desganados, enojados o nos resulten incomprensibles, pegados a la consola de videojuegos, al teléfono o muy callados, esto es preocupante para cualquier padre que desea que su adolescente disfrute de esta etapa, que aproveche el tiempo con algo útil.
¡Aquí hay algunas ideas para que en vacaciones tú y tus adolescentes disfruten el verano!
Antes de organizar unas vacaciones familiares, llenas de actividades culturales, visitas con los tíos y recuperación del inventario de ropa interior, dales la oportunidad de expresar cuáles son sus deseos. Si piensas inscribirlos a algún taller o curso de verano permite que ellos escojan cuál es su interés y si realmente quieren estar en esa actividad. Es muy importante hacerles ver que su opinión cuenta.
Una vez expresado su pliego petitorio llega el momento de la negociación. Los adolescentes (e incluso los pre-adolescentes) están en una etapa entre la infancia y la adultez, por lo que necesitan límites mientras buscan su autonomía. Para hacerles ver que sus emociones, ideas, gustos y personalidad son importantes, debemos ceder en ciertas cosas, mientras que, para adecuar los horarios y actividades a las necesidades familiares, tenemos que establecer cuáles son las cosas que no se pueden cambiar.
Abrir la comunicación con nuestros adolescentes es la mejor forma de mantenernos tranquilos. Aunque en esta etapa los jóvenes hablan poco y nos comparten menos sus preocupaciones, está en nosotros, con nuestra actitud, lograr que ellos se acerquen a los adultos.
Escucharlos siempre, no juzgarlos y validar sus opiniones es clave. Otro punto esencial es no hacer solo prohibiciones, así como evitar demandar actividades durante el día: “ya levántate, tiende la cama, desayuna ahora, nada de videojuegos, no te vistas así”. Establece límites básicos y procura que lo demás se trate a través de la conversación, evita exigir y haz ciertas concesiones, a fin de cuentas son adolescentes.
Aunque existen muchos riesgos y todos ellos están presentes en la mente de los padres, es necesario permitirles que hagan cosas por sí mismos. Comienza a abrir los límites poco a poco, déjalos que tomen decisiones y que cometan errores. En esta etapa necesitan ir más lejos, salir solos, ampliar sus horarios. Y aunque los límites son importantes también lo es para ellos sentir que toman sus decisiones.
Algo común es encontrarnos con la apatía de los jóvenes, que de pronto prefieren pasarse en cama la mitad del día y la otra pegados a la computadora o a la televisión.
Esto desespera a los papás que preferirían verlos en actividades al aire libre, sin embargo esa aparente apatía puede estar rodeada de diversos intereses que podríamos alimentar y utilizar para alentarlos a hacer otras cosas, por ejemplo en los videojuegos o en las películas hay una fuente de aprendizaje y posibilidades. Interésate en esos temas que los absorben y trata de vincular esas inclinaciones a otras actividades.
No olvides que todos los adolescentes son distintos y pasan por cosas diferentes. ¿Tienes adolescentes en casa? ¿Cuáles son los retos que enfrentas?