Los adolescentes son uno de los públicos más difíciles de impresionar, conforme crecen, los alumnos se vuelven más escépticos del conocimiento de sus maestros y se preocupan más por aprender otras cosas que no están en los libros, ni en la mayoría de sus clases. Así que enseñar a jóvenes que han dejado atrás la infancia, pero aún les falta mucho para madurar, puede ser más que un reto.
Lo que ellos sienten
Para un maestro, la clave siempre será ser empático con sus alumnos, entender por los procesos que pasan y ponerse en sus zapatos, de lo contrario ninguna estrategia será realmente útil, porque ellos sentirán que se trata solo de imposiciones que no tienen nada que ver con ellos. La mejor manera de que aprendan es conectar con ellos, con sus necesidades y sus dificultades, además se sentirán apoyados y escuchados, así que mantente informado sobre el mundo que habitan y las emociones que transitan.
Recuerda que ellos quieren encajar
Algo que todos los adolescentes tienen es la necesidad de encajar con sus pares, desean pertenecer al grupo social y cuando existe un rechazo inevitablemente habrá una reacción desagradable. Incluso si se convierten en adolescentes reservados o aislados, en algún nivel desean la convivencia social y sentirse aceptados. Es importante no olvidar esto para comprenderlos mejor.
No los avergüences
Precisamente por esta necesidad de los adolescentes por encajar en algún sector social es muy importante que no los exhibas ni los avergüences, esto solo generará desconfianza hacia el profesor y podría desencadenar timidez o aversión a la escuela y a las clases.
Hazlos reír
No se trata de que te conviertas en comediante, pero hacerlos reír de vez en cuando los ayudará a relajarse y a conectarse con tu clase, si el humor no es lo tuyo comienza tu sesión con algún video o alguna anécdota que se relacione con tu materia. La risa es una forma natural de hacer trabajar la química cerebral en beneficio de tus estudiantes y, de paso, en beneficio tuyo.
No lo tomes personal
En general, los adolescentes son desafiantes, recuerda esto siempre, están en una etapa en la que buscan forzar los límites. Es importante que dejes que las cosas no lleguen a ti de forma personal, porque los adolescentes son así con todas las personas, si tienes esto en mente, eventualmente podrás construir una buena relación con ellos, pues les probarás que ser provocador no es una forma de ganar.
Sin resentimiento
Cuando su conducta requiera un regaño o una llamada de atención, no utilices todo su historial de mal comportamiento, concéntrate en el problema presente y habla solo de lo ocurrido, de lo contrario podría formarse una imagen propia de “alumno problema”, se encasillará en esa etiqueta y será más difícil que esté dispuesto a cambiar.
Aunque los adolescentes saben cómo sacar de sus casillas a los adultos, es importante recordar que es una etapa llena de emociones y cambios, así que también necesitan un poco de apoyo. ¿Cómo manejas a tus alumnos adolescentes! Compártenos tus estrategias.