A casi todos los profesionistas les ocurre en algún momento, especialmente aquellos que llevan varios años en el mismo empleo, pero al parecer a los maestros les llega con mucha más fuerza y en cualquier etapa de su carrera. Se trata de una poderosa ansiedad que se apodera de los profes el día anterior al regreso a clases, para algunos es solo tras las vacaciones, pero para algunos puede ser cada domingo.
¡Libera tu mente con estas recomendaciones!
No, es importante distinguir que esto no ocurre por un rechazo al trabajo, en realidad suele deberse a que para ti el trabajo es fundamental, por ello te cuesta trabajo lidiar con las cosas que no van tan bien o con la angustia que provocan las cosas sin resolver. No dejes que la ansiedad de domingo por la noche arruine tu amor por la docencia.
A veces la ansiedad aparece justo antes de reiniciar labores porque nos damos cuenta de lo mucho que tenemos pendiente, de todas las actividades que queremos poner a prueba, de las tareas por venir o las evaluaciones a realizar,. No es fácil lidiar con que el trabajo es constante y nunca se detiene, pues así funciona el trabajo en la escuela, todo el tiempo hay una fecha importante y una actividad a realizar.
Detente. Respira profundo, un domingo antes de iniciar labores no es el día para catalogar todos los pendientes, sino para descansar, dormir bien para llegar al cien a tu trabajo. Vive un día a la vez, un pendiente a la vez, solo así podrás resolverlo.
Esa es otra fuente de preocupación, del tipo que suele estar presente justo cuando intentas dormir. ¿Mi trabajo es suficiente? ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Los niños se sienten felices en clase? ¿Los papás creen que hago lo necesario? Para muchas personas es inevitable tratar de cumplir expectativas, propias o de otras personas, sabemos que, por más que te lo repitan, convencer a tu inconsciente de no preocuparse por lo que otros piensan no es tan sencillo. Sin embargo es necesario que valores tu trabajo más allá de las expectativas, en lugar de preguntarte si otros creen que lo haces bien, piensa en todo el esfuerzo que le pones y lo mucho que disfrutas ser maestro, felicítate por tus logros y observa con objetividad los retos por venir.
La culpa es un factor que a muchos nos hace sentir ansiosos, no importa cuánto nos esforcemos, en el salón de clases y en la vida de nuestros pequeños es casi imposible no sentir que siempre hay algo por hacer, que se puede hacer otro esfuerzo. Por ello es fácil que esa culpa se instale para hacernos creer que no hacemos los suficiente.
Es esencial crear espacios en los que te desconectes de tu trabajo y puedas ver la vida sin el peso de lo que no has hecho.
Aunque todos esos pensamientos que nos agobian el domingo por la noche llegan a sentirse inevitables, hay formas de evitarlos y de superarlos. Cuidar de ti es la mejor manera de hacerlo. Crea espacios en tu rutina diaria que sean solo para ti, sin expectativas ni preocupaciones, date un baño largo, canta algunas canciones, lee un libro o sal a divertirte con tus amigos y durante esos minutos libera tu mente de preocupaciones, haz que esos momentos no importe si lo haces muy bien o muy mal, porque son solo para divertirte y relajarte.
¿Tú cómo lidias con la ansiedad de volver a clase? ¡Cuéntanos!