La diversidad que inunda todo salón de clases ha sido siempre un desafío para los docentes, que muchas veces necesitan atender diferentes estilos de aprendizaje, barreras y personalidades con recursos limitados y en salones llenos, con poco tiempo y mucho estrés, pero, aunque los desafíos son muchos, la creatividad de sus docentes es lo que lleva a los estudiantes al éxito.
Una de las mejores herramientas para esto es la educación diferenciada, con la que un maestro puede abrir las oportunidades para cada alumno. Y aunque esto puede sonar a un enorme desafío, no necesita convertirse en un reto más para la enseñanza, sino en la utilización apropiada de tiempo y energía. ¡Aquí te damos algunas ideas!
Es simplemente un mecanismo en el que ofrecemos opciones y oportunidades para que todos los estilos de aprendizaje tengan su oportunidad de sacarle todo el provecho a la clase. Y es que sabemos que algunos alumnos tienen mayores habilidades visuales, verbales o hasta kinestésicas, por lo que el punto de ofrecer una clase diferenciada no es enseñar a cada uno de los estudiantes de forma específica, sino de ampliar el abanico de opciones para todos, tanto en la forma en que ellos acceden a la información, como en la que pueden presentar sus resultados.
Así, un aula diferenciada tendrá clases en formatos distintos, que permita acceder a recursos gráficos, auditivos e incluso ejercicios donde se utilice el cuerpo para aprender, pero también le dará oportunidad a los alumnos de ser evaluados a través de tareas o exámenes que incluyan posibilidades gráficas, de expresión oral, escrita o proyectos que incluyan diferentes posibilidades, sin que se excluyan entre ellos, para que nadie se quede atrás.
Puede ser que tú como docente estés acostumbrado a dar tu clase con recursos específicos, ya organizados gracias a la experiencia y que actualizas con el tiempo, pero dar una clase diferenciada se trata de incluir recursos y experiencias que ayuden a todos, por lo que una estrategia común para esto es fragmentar la clase en varios momentos y no solamente basarla en la exposición de cada sesión o en las lecturas de clase, sino tener a la mano recursos que alimenten tus clases desde diferentes perspectivas.
La educación en línea nos ha ayudado a ser expertos en nuevos recursos, aprender a través de podcast, video lecciones, infografías, canciones y hasta actividades manuales se ha hecho muy común, con lo que podemos cubrir un abanico de posibilidades. Ya con estos conocimientos, puedes fragmentar tu clase en varias formas, por ejemplo para aprender tablas de multiplicar, puedes enviar a tus alumnos una video clase de Khan Academy, agregar un juego en línea de alguna aplicación como Educatina, realiza una actividad en tu aula para comprender de qué se trata multiplicar con algunas semillas y presenta un gráfico con esta misma lección. Como ves no se trata de enseñar a cada quien, sino de acudir a algunos recursos que nos ayuden a motivar la forma de aprender de cada alumno, tampoco significa que tengamos que hacer nosotros mismos los diferentes recursos (aunque nunca está de más) sino acudir a los que ya existen y ayudarlos a acceder a ellos.
Esta estrategia le ayudará a todos los alumnos a sentirse seguros respecto a lo que han aprendido, por lo que seguramente las evaluaciones tendrán mejores resultados, pero así como aprendemos de formas distintas, también tenemos diferentes habilidades para comunicarnos con mayor asertividad. E incluso estamos mucho más limitados en otras áreas, ya sea por cuestiones de la función ejecutiva, por alguna barrera de aprendizaje específica o simplemente porque todos somos distintos. Así, un examen escrito realizado en un momento determinado rara vez refleja realmente el avance de los alumnos, mientras que tareas siempre escritas dificultan a algunos estudiantes expresar sus verdaderas capacidades. De nuevo, no se trata de que cada uno tenga un examen distinto o entregue su tarea como desee, sino de abrir las posibilidades.
Para la evaluación final procura sumar varias partes de un proyecto con distintas áreas de expresión, no bases todo en tareas escritas, ni en evaluaciones orales, que pueden poner mucha presión sobre los alumnos que tienen dificultades para la expresión verbal. Puedes crear un mismo proyecto que le de opción a los alumnos de elegir el soporte o el formato, siempre que califiques ciertos puntos específicos, por ejemplo, una historia sobre alguno de los temas de la clase, donde se expongan los puntos más importantes, la podrían entregar escrita, contarla en el salón, dibujarla o incluso actuar con otros compañeros, la tarea es la misma, pero tienen opciones para integrarla. Las condiciones de entrega las puedes especificar desde el inicio, para evitar que un alumno improvise o tardes semanas en revisar esa tarea, pero esto incluso aumentará la sensación de autonomía en los alumnos.
Con estas ideas de educación diferenciada podrías ayudar a muchos estudiantes, ¿crees que vale la pena implementarlos? ¿Qué necesitas en tu aula para poner esto en marcha? ¡Comparte tus ideas con nosotros!