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El bullying o acoso escolar es un problema que ha provocado la alarma de padres, autoridades escolares y alumnos en todo el mundo. Y aunque se ha buscado crear políticas que ayuden a prevenirlo al atender a las partes involucradas, hay un factor de gran importancia que no siempre se toma en cuenta: el poder de los testigos, aquellas personas que no forman parte del bullying en sí mismo, pero que muchas veces están en la posición de cambiar las cosas sin saberlo.
Así como esto, hay muchos factores que no siempre se toman en cuenta al momento de prevenir o de trabajar con una situación de bullying ya presente. Aquí haremos un pequeño recuento sobre acciones necesarias para trabajar como docentes o como autoridades en una escuela.
Sí, es importante atender las razones detrás del acoso, hablar con estudiantes que han sido víctimas de este problema y con aquellos que tienden a perpetrar el acoso. Pero en ocasiones la clave está en los otros alumnos, aquellos que observan la situación desde lejos o que no están directamente implicados, pero están presentes. Hacerles saber que sus acciones son muy importantes para prevenir esto y las razones por las que es necesario detenerlo o actuar ante una situación de acoso es la clave social para evitarlo.
Los testigos saben que algo no está bien, su empatía les indica que la víctima debe sentirse mal, pero la presión de grupo los obliga a mantenerse fuera de la situación, por el temor a convertirse en la siguiente víctima. Por ello es importante hablar de la unión de grupo como motor para cambiar la situación y la necesidad de tener un aliado en momentos de dificultad, desarrollar empatía y un sentimiento de comunidad entre todos los miembros del grupo o la escuela.
En ocasiones, como adultos, sentimos que podemos manejar las cosas y que comprendemos la situación mucho mejor que los propios alumnos. En cierta medida es verdad que solemos conocer los contextos y las etapas por las que pasan nuestros estudiantes con mayor claridad, pero esta distancia de adulto a veces nos roba la perspectiva. Es muy importante que escuchemos siempre a los estudiantes, que nunca minimicemos sus pensamientos, ni desestimemos sus opiniones, porque ellos viven la situación de primera mano.
Si un alumnos se acerca a nosotros para recibir ayuda, escuchemos sus pensamientos, su perspectiva y si alguna sugerencia resulta poco útil para ellos, cambiemos la estrategia. Es muy importante que sientan que estamos de su lado de forma activa, no como una autoridad que no lo comprende.
A veces les pedimos a los estudiantes que denuncien cuando se presenta alguna situación de bullying, pero al mismo tiempo normalizamos algunas conductas con la idea de que así son los niños o de que los adolescentes son de cierta manera, por lo que cuando alguien nos cuenta algo le decimos que no pasa nada, que lo ignore. Estas actitudes le indican a los estudiantes que denunciar o hablar con los adultos no vale la pena, invalidan sus emociones u opiniones y nos hacen parte del problema y no de la solución. Esto no significa que se busque una confrontación continua ante cualquier conducta, pero sí de escuchar, validar y actuar para cada uno de nuestros estudiantes.
También en el ámbito de la escucha activa está el hecho de darle voz a todos los involucrados, siempre estar atentos a todas las versiones y ser conscientes de que todas las historias tienen por lo menos dos caras, a veces incluso más y antes de juzgar, castigar o actuar es necesario escucharlas todas.
Esto es muy importante, porque en estos espacios es donde los alumnos podrán distinguir lo que es el bullying en momentos en los que parece algo relativo, así como encontrar su plataforma de acción sin importar si son víctimas o si son testigos. Abre el debate entre tus estudiantes con historias, videos o preguntas que les obliguen a pensar en cómo actúan ciertas personas en ciertas situaciones, analizar cuál sería su respuesta y la razón detrás de ella. A veces actuamos por instinto, pero con la oportunidad de reflexionar un poco con anterioridad, una vez en esa situación podemos pensar mejor lo que hacemos.
¿Cuáles han sido las acciones que tú o tu escuela han implementado para mejorar la conviencia y evitar el bullyin? ¡Cuéntanos y comparte tus experiencias con la Sala de Maestros!