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En este mundo tan complejo y que se mueve a gran velocidad han surgido una gran variedad de metodologías de aprendizaje, la gran mayoría enfocadas a una forma de enseñar y de aprender que hacen al estudiante el protagonista de su proceso. El Aprendizaje Basado en Proyectos, la ludificación, el aula invertida, todas son búsquedas para que el alumno tome el control sobre lo que aprende, no solamente como un cúmulo de información, sino que aprenda también a cuestionar y relacionar lo que sabe con sus habilidades y los problemas de su contexto.
Entre esas metodologías han destacado las comunidades de aprendizaje. ¿Ya has escuchado de esto? En un contexto de educación a distancia esto puede ser relevante, pues podrías unir a tus alumnos a través de vínculos profundos, entre compañeros y con el entorno que los rodea.
Las comunidades educativas son grupos de personas que tienen un objetivo en común y que se apoyan entre ellas para obtener y profundizar sus aprendizajes, esta organización no solamente cambia el salón de clases, sino que tiene un impacto en todo el contexto, pues implica la participación conjunta de diferentes miembros de la sociedad.
Esta se basa en el diálogo, así como en la colaboración entre todos los miembros de dicha comunidad, pero no se compone solamente de estudiantes y profesores, la idea de crear una comunidad de aprendizaje implica incluir otros miembros del contexto en el que se encuentra, desde padres de familia hasta profesionales de diversas áreas con los que los estudiantes puedan entablar diálogos, retroalimentación, reflexión y debate.
Las comunidades de aprendizaje buscan cambiar los roles tradicionales de alumnos y maestros, para ello implican a otros participantes que pueden ser exalumnos, profesionales destacados o miembros importantes de la sociedad, de esta forma no son unos cuantos los encargados de la educación de los pupilos, sino una gran comunidad.
En la actualidad, las Tecnologías de la Información nos abren diversas puertas al conocimiento y a nuevas prácticas, a través de redes sociales, blogs, videollamadas, webinars y otras herramientas podemos lograr que nuestros estudiantes se vinculen con otras instancias, pero también gracias a la web los estudiantes tienen acceso a mucho conocimiento con unos cuantos clics. La clave es que aprendan cómo obtenerlo, a ser críticos con la información, a ponerlo en práctica y a relacionarlo con soluciones para su entorno.
En un contexto como en el que estamos ahora, en el que no sabemos cuándo nuestros alumnos volverán al aula, poner como objetivo la creación de una comunidad fuerte y con vínculos profundos, en donde el diálogo sea una parte del aprendizaje es vital, pues son los miembros de la comunidad quienes realmente puede apoyarse para hacer crecer su conocimiento y encaminarlo a la acción. La escuela poco a poco se ha transformado en algo más que docentes y alumnos.
Como toda metodología, esta tiene su proceso de transformación. En este caso, con algunas experiencias desde 1970 en diversas universidades, el proceso se ha solidificado y actualmente se identifican cinco pasos:
En esta etapa se requieren jornadas de información en la que hable del aprendizaje como un proceso científico, para que todos los miembros de la comunidad abran el debate sobre qué se requiere, cuáles son los proceso necesarios para el aprendizaje, para qué se requiere, cómo puede cambiarse y cuál es el estado actual en nuestra escuela o comunidad.
Aquí es cuando, en conjunto, la comunidad decide transformarse en una comunidad de aprendizaje, con el compromiso y el análisis de todo lo que esto implica. Es importante que todos los miembros estén conscientes del trabajo que llevarán a cabo.
Esta es la parte creativa del proceso. Se trata de proyectar el tipo de escuela que se desea lograr, la participación que se busca y todos los objetivos que se buscan. En esta etapa se trata de soñar alto, de poner sobre la mesa todas las expectativas para proyectar la escuela perfecta.
Una vez que tenemos sobre la mesa la idea que queremos de la escuela podemos crear un mapa de prioridades, los objetivos más realistas y las posibilidades que existen al interior del centro.
Finalmente, con un objetivo y un panorama claros se llega a la etapa de planificación, en la que plantearemos los puntos a llevar a cabo antes de la transformación, claramente podemos definir cuáles son las responsabilidades de cada miembro de la comunidad.
No olvides que la base de la comunidad es el aprendizaje dialógico y en este tipo de metodología se incluyen muchos otros ejercicios, el debate, la reflexión y el contexto. Aunque el procedimiento suena largo y complejo solamente requiere la participación de todos los implicados, es posible transformar un centro educativo completo, pero también podemos aplicar estos principios en nuestros grupos. Se requiere trabajo continuo y que los alumnos se conviertan en agentes activos en su educación, pero los beneficios para todos los implicados valen la pena.