Tú y: han leído este artículo.
Por Graciela Tijerina
Si algo he aprendido en estos meses de pandemia es que la vida puede cambiar en un segundo, una frase que todos hemos escuchado alguna vez en la vida, pero que ahora, literalmente, la vida nos cambió a todos en un momento. He aprendido también que veníamos normalizando el estrés, el ajetreo en la ciudad, el tener cosas que hacer fuera de casa todo el tiempo y que no, esto no debe ser normal. Que es muy valioso el tiempo que estamos en casa, observando cómo crecen las plantas en el jardín, comprendiendo a nuestros hijos y contando las cualidades de la persona que escogimos como pareja.
Mi trabajo cambió mucho. En lugar de la dinámica de modelar la actividad y ver la reacción inmediata de los alumnos, ahora solo puedo imaginarme si lo están captando o tomando la idea. En lugar de ver sus caras en el momento de la explicación, solo veo una cuadrícula con ciertos rostros observando la pantalla, algunos de ellos con una carita adormilada. Los abrazos apretados de recibimiento y de alegría, se reemplazaron por un “¡Hooolaaa Miiisss!”, a través de la pantalla. Las planeaciones durante horario de trabajo, el compartir ideas y experiencias en los pasillos o salas de juntas con compañeros maestros, se cambiaron a planeaciones por la madrugada, ideas de cómo hacer para llamar la atención y mantenerla por más de 15 minutos en una clase y, cuando hay oportunidad, escribir a algún compañero maestro de grado en un chat, si hubiera algo sobresaliente.
El trato con padres de familia cada 2 meses cuando se entregaban resultados de evaluaciones, pasó a ser diario, que ellos puedan ver qué clase doy y en algunas ocasiones interrumpir, así como poder ver el ir y venir de la familia alrededor del alumno, el papá tomando llamadas, la mamá ocupada con algún otro integrante de la familia, los gritos de la abuela o tía a cargo, desesperadas por que el niño no toma iniciativa, hasta la molestia de alguna mamá si levantas la voz para pedir que apaguen el micrófono y continuar con la clase.
A futuro tendremos que retomar estrategias de socialización para volver. Los maestros y los alumnos tendremos que adaptarnos de nuevo a la rutina, a los cambios que surjan y pienso que será de forma paulatina, que nunca volveremos a ser como antes. Se tendrá que reorganizar, acomodar de nuevo todas las piezas en el entorno educativo y nosotros mismos tenemos que armarnos.
Hoy en día, mi estrategia para adaptarme es ver el lado positivo de las cosas, pienso en lo bueno, tengo salud, tengo un lugar donde resguardarme, que es mi casa, tengo trabajo, en estos tiempos es un privilegio contar con estas cosas. A mis alumnos les trato de brindar sonrisas, tiempo, preguntándoles acerca de ellos, animándolos a que se expresen, ellos me han ayudado más a mi a sobrellevar este tiempo que yo a ellos. Siempre dan mucho amor, aún frente a una pantalla.
Aún así, en periodos de estrés, trato de distraerme con mis perritos, salgo con ellos a caminar, a acariciarlos. Platico y cocino en familia, hablamos del futuro, del tiempo en que esto termine.
Me alimento bien, le pongo empeño al desayuno, la comida y la cena, hago ejercicio en casa y al hacerlo, pienso que estoy previniendo que se llegue a complicar la enfermedad (coronavirus) en caso de infectarme.
No es fácil llevar un equilibrio entre el trabajo y la familia, pero lo busco, valorando mi profesión, doy gracias a Dios porque estoy en este camino y desde casa puedo ser productiva para la sociedad y a mi familia. El pasar tiempo con mi familia ha sido siempre mi prioridad, pues es mi principal empresa en esta vida.
La pandemia me ha afectado de muchas formas, ver a compañeros, familiares, amigos, sufrir por esta enfermedad, ver el mundo en el que nos ha tocado vivir, psicológicamente me ha afectado, me he contagiado una vez y aun cuando mis síntomas no fueron graves, comparados con otras personas, me pegó mucho emocionalmente ese tiempo, la incertidumbre de la enfermedad, la ansiedad. Poco a poco me he ido recuperando, primero físicamente pero emocionalmente también, aunque más lento.
Graciela Tijerina es maestra de Tecnología en nivel Primaria en Apodaca, Nuevo León. Busca todos los días con actitud positiva, dar a los alumnos un trato humano y de empatía con el fin de hacerlos sentir que vale la pena esforzarse y aprender cosas nuevas día a día.
¿Te gustaría ver tu texto publicado? ¡Echa ojo a la convocatoria y conviértete en un docente cronista! Da clic aquí.