En estos días de vuelta a la escuela es agradable cuando nos encontramos con alumnos que se entusiasman al volver a clases, pero también existen quienes no tienen ningún deseo de regresar al salón. Por distintas razones, la escuela puede no ser su lugar favorito, con lo que agregan un poco de apatía y enfado a nuestras clases. Tanto por el bien de la dinámica del día a día, como por los propios alumnos que tendrán que asistir a clases a pesar de todo, encontrar la manera de despertar la chispa en ellos es importante.
¿Cómo ayudarlos?
Déjalos que muestren lo que saben hacer
Sin importar cuál es la materia que impartes o el nivel en el que enseñas, crear un espacio para que tus alumnos expresen sus habilidades e intereses sembrará el entusiasmo por asistir al salón de clases en ellos. Dejarlos que relacionen lo que les gusta hacer con tu materia es la mejor manera de motivarlos, en lugar de reprimir su apego a los videojuegos, la música o las series animadas, pídeles que encuentren la unión entre tu clase y ese deseo.
Piensa en aplicaciones para lo que aprenden en la escuela
Aunque los conocimientos que adquirimos en la escuela están muy relacionados con todo lo que pasa en el mundo, para los alumnos es difícil encontrar la aplicación práctica de la teoría que deben conocer en el salón de clases. ¿Cuándo tendremos que factorizar una ecuación en el mundo real? Es una gran pregunta, que seguramente disminuye el deseo de tus alumnos por asistir a la escuela. Cuando haya un tema difícil o sientas que algunos alumnos no están muy felices de asistir a clase, busca una respuesta a esas preguntas, muéstrales qué aplicaciones tiene el temario en su vida diaria.
¡Pueden lograrlo!
Cada vez que un nuevo tema sea expuesto en clase, comienza con un sencillo objetivo que todos los alumnos tengan en mente para que al salir de clase puedan medir el éxito que han tenido. Empieza siempre tu exposición con una oración que establezca claramente el objetivo de la clase, por ejemplo “al final de la clase podrán decir cuáles números son primos y cuáles no”. No se trata de fijar grandes expectativas, sino de que cada día se logre un éxito y que ellos tengan claro cuál es.
¡Queremos ver lo que aprendieron!
Hay algo muy importante que nunca debemos olvidar de los alumnos (y de las personas en general): les gusta ser reconocidos. A los alumnos les gusta tocar instrumentos, hacer deportes o aparecer en las obras de la escuela porque subir a un escenario y exhibir el resultado de su esfuerzo, sus talentos y lo que han aprendido es agradable para ellos. Siempre hay alumnos más tímidos o que les gusta otro tipo de reconocimiento, pero también para ellos aplica crear un espacio en el que puedan mostrar lo que aprendieron en su clase, pues es una forma de motivar su paso diario por el salón de clases. No importa si se trata de matemáticas o ciencias naturales, crea un espacio en el que ellos puedan lucir su aprendizaje.
Crea un sentimiento de comunidad
Otra de las razones por las que muchos niños o adolescentes no sienten interés por las clases se debe a la sensación de soledad o al aislamiento social, algo que puede derivar en bullying, por ejemplo. La mejor manera de detectar esos problemas y más que combatirlos, prevenirlos, es crear un sentimiento de comunidad en los alumnos, si no es posible dentro de la escuela, al interior del salón de clases. ¿Cómo lograrlo? Para que todos formen parte de una comunidad deben entender que sus acciones podrían afectar a los otros y también desarrollar empatía por sus compañeros. Procura tener un grupo participativo, que exprese su opinión, se tome en cuenta para tomar decisiones y se respeten todos los puntos de vista. Crea asambleas semanales o sesiones en las que todos tus alumnos compartan un poco de si mismos es una forma de lograrlo.
¿Tienes algún alumno que no soporta la idea de ir a la escuela? ¿Cómo haces para animarlo? ¡Cuéntanos tus trucos!