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Aunque deseamos volver a la escuela y estar de nuevo con nuestros alumnos, sabemos que después de la pandemia el regreso no será tan simple, ni como cualquier otro. Si antes del covid la educación socio-emocional era necesaria, ahora será una parte esencial de nuestra clase, pues sabemos que el contexto ha cambiado, la cuarentena no ha sido sencilla y los retos de la nueva normalidad no lo serán tampoco.
Inevitablemente todo esto afectará a nuestros estudiantes, pues hemos vivido incertidumbre, miedo y muchos cambios.
No se trata solamente de las medidas de prevención necesarias para evitar un brote, sino de crear un espacio donde los alumnos se sientan seguros en todos los aspectos. No podremos sacar la realidad de nuestros estudiantes, no podemos cambiar sus emociones, pero podemos hacer que su aula sea un espacio seguro en el que puedan estudiar y trabajar en su aprendizaje con tranquilidad.
Esto es muy importante y en cualquier contexto es necesario. ¿Cómo hacerlo? Colabora con tus alumnos para que la convivencia sea una cuestión de todos. Escucha sus opiniones y hazles ver que su voz es escuchada, crea junto con ellos el reglamento de la clase, procura que trabajen juntos para lograr alcanzar sus metas, demuéstrales cómo sus acciones afectan a los demás, no solo en un sentido negativo y comunícate con ellos.
Aunque hay poco tiempo en el ciclo escolar para cumplir las metas del programa académico, también es necesario hacer un espacio para que los alumnos practiquen y desarrollen inteligencia emocional. ¿Cómo se logra esto? Es importante que los alumnos aprendan que las emociones son parte de la vida diaria, evita usar adjetivos negativos para emociones como la tristeza o la ira y crea un espacio en el aula para relajarse o para respirar cuando sea necesario.
Si vas a establecer una buena comunicación con tus alumnos, ellos necesitan confiar en ti y tú confiar en ellos. El vínculo puede ser complejo, las relaciones no siempre son fáciles, pero abrirte un poco con ellos, compartir anécdotas y reflexiones, te ayudará a que ellos confíen en ti. No se trata de compartir información innecesaria, simplemente de darles tu confianza. Esto implica también reconocer cuando te has equivocado o incluso si durante la clase te hacen una pregunta de la que no conoces la respuesta.
Esto puede parecer trivial, pero mantenerse solo al frente del salón hará difícil la comunicación con todos los alumnos. Así que haz de tu salón de clases un lugar dinámico, para que todos estén en lugares diferentes, tengan la posibilidad de convivir con todos sus compañeros y especialmente cambia tú de sitio, para que puedas ver y comunicarte con ellos durante el día, así podrás ver la dinámica de trabajo o detectar si existe alguna tensión entre compañeros.
Enseñarles a los alumnos a confiar en ellos mismos y a sobreponerse a las adversidades es crucial, para ello no es necesario convertirse en alguien invulnerable o perfecto, sino capaz de admitir nuestros errores y cambiar cuando todo se mueve. Enséñales a fluir, a trabajar duro, pero también a aceptar cuando algo está fuera de su control. Para esto sirven algunas dinámicas, juegos constantes, reflexionar sobre su aprendizaje y sobre la forma en que estudian.
Aunque no podemos controlar el ambiente en el que se desarrollan nuestros alumnos, podemos crear un aula segura para ellos, en donde aprendan sobre sí mismos y confíen en sus capacidades. ¿Cómo motivas esto entre tus alumnos? ¡Comparte con nosotros!