La distancia social no significa que debamos distanciarnos emocional y mentalmente entre nosotros. Aunque en este momento tan complejo las escuelas empezaremos el nuevo ciclo desde nuestros hogares, es muy importante que entendamos que esta distancia no debe permear en nuestras relaciones, tanto en casa como en el aspecto profesional.
Nuestras clases comenzarán a distancia, no podremos ver a nuestros alumnos y tampoco nos reuniremos en las escuelas para conversar como equipo académico, es fundamental que los lazos se estrechen en la comunidad educativa, más allá de la distancia física, pues esto ayudará a nuestros estudiantes a continuar exitosamente su educación más allá de los retos y las dificultades que puedan tener.
Una de las grandes barreras para la comunicación suele ser nuestra perspectiva, la cual en ocasiones no dejamos que encuentre otros puntos de vista. No es sencillo entender al otro, pues la situación puede ser demasiado abrumadora, pero debemos entender que cada parte está pasando por un proceso de adaptación y enfrenta sus propios retos. Es verdad que las personas no siempre se acercan con la mejor actitud posible, pero esto no debe cambiar nuestro enfoque, tratemos de ser quienes conservemos la calma.
Aunque naveguemos aguas desconocidas y en cierta manera cada uno vaya en su propio barco, es necesario que no nos despeguemos del todo y entendamos que continuamos como equipo, desde la administración escolar hasta los propios docentes, por lo que abrir los canales comunicativos para todos los miembros de la comunidad escolar es muy importante. Esto sin abrumar a nadie ni hacer juntas innecesarias que pueden resultar agotadoras, pero sí con la disposición y la efectividad de comunicarnos para mantener el ritmo y adaptarnos lo más pronto posible a la “nueva normalidad”, al menos desde nuestro frente, la escuela.
Otro de los aspectos que no podemos dejar fuera es el de los padres de familia, quienes sin duda son una parte fundamental de nuestro equipo y que podrían verse totalmente rebasados por la tarea que tenemos al frente. Escuchemos su situación y procuremos entablar con ellos conversaciones significativas en las que trabajemos por encontrar soluciones a los retos que encontremos en el camino.
Si te encuentras con algún padre cuya actitud hace difícil la comunicación procura apelar a la sensatez, escucha antes de hablar y mantén la cabeza fría. Propón soluciones y entabla el diálogo desde una perspectiva positiva.
Nada de lo que hacemos tendría sentido sin los estudiantes. No debemos olvidar que todo en la escuela funciona en torno a ellos y aunque a veces debemos tomar decisiones que no complacen a los estudiantes, también es vital que pongamos nuestro esfuerzo en escucharlos activamente y tomemos decisiones también basados en sus deseos, necesidades y perspectivas. Abre las opciones para que ellos sientan que son parte de todo lo que ocurre a su alrededor, pues tantos cambios podrían generar frustración y la sensación de no tener ningún control sobre su tiempo o su educación. Tratemos de empoderarlos para que tomen en sus manos la responsabilidad del aprendizaje.
¿Cuáles son las estrategias que has pensado para esta nueva etapa? ¡Comparte con nosotros tus expectativas y tus propuestas!