Sin duda hemos vivido tiempos complejos, el ritmo acelerado de vida que hemos tenido que enfrentar desde hace algunos años ha cambiado la forma de vida de todos y a nosotros como docentes nos ha enfrentado con generaciones cada vez más distintas a la nuestra o a las primeras generaciones a las que enseñamos. Sumado a esto, el último año hizo que todo aumentara su velocidad y nos obligó a adentrarnos en un mundo totalmente distinto al tipo de enseñanza al que estábamos acostumbrados.
Todo el estrés que hemos vivido en estos meses y en general, la presión que el estilo de vida ha creado, nos puede influir a tal grado que el burnout o agotamiento crónico se ha convertido en algo común. Esto puede afectar nuestra salud gravemente, tanto física como mental. Por ello es importante prevenirlo y detectarlo lo antes posible, para actuar al momento y evitar consecuencias desastrosas.
Aquí hay algunos de los factores que necesitamos tener en cuenta en todo momento, vigilar nuestro estado general es muy importante. ¿Has prestado atención a estos signos?
Es normal, cuando estamos tensos, que pensar en volver al trabajo nos cause cierto pesar. Los domingos en la noche o a mitad de la semana desearíamos posponer nuestras tareas o dar un día libre a los alumnos, sin embargo si este cansancio normal se transforma en algo más angustiante o en algo recurrente podría ser signo de un agotamiento crónico. Es importante observar nuestras emociones y sensaciones diarias, para identificar un cambio significativo. Si el inicio de semana se convierte en una fuente de ansiedad que no te deja dormir bien, que te causa pulso acelerado, intranquilidad general o hasta pánico y te hace considerar realmente no asistir al trabajo podría indicar que estás pasando por un burnout.
Estar cansados es normal, sobretodo si trabajamos al ritmo que nos ha exigido la pandemia, pero todo tiene un límite y si no has podido quitarte el cansancio después de dormir, si te cuesta trabajo quedarte dormido o tienes un sueño irregular que afecta tu desempeño diario y ha sido algo común durante varias semanas, cuidado. El sueño es algo muy importante, pero también es algo que se altera con facilidad cuando estamos estresados, por eso es un buen indicativo de nuestra salud física y mental. Al estar cansados también se altera nuestro estado de ánimo, nos volvemos irritables, explosivos o tendemos al llanto en situaciones comunes. Si no has podido descansar o por más que descansas continúas agotado, sin energía o fastidiado, podría ser señal de que te acercas a un problema crónico con respecto a tu trabajo.
Mantenernos concentrados en el trabajo diario es importante, si no tenemos un lapso de atención que nos permita trabajar todo se vuelve difícil, nos causa ansiedad, pues sabemos que tenemos pendientes y queremos solucionarlos, pero nos distraemos con facilidad. Sin duda esta es una señal a la que debemos prestar atención, pues el cansancio crónico podría hacer más difícil el concentrarnos y avanzar en las tareas diarias. Los días se hacen más largos, el tiempo nos come y aunque pasamos horas frente al escritorio no podemos hacer que las cosas fluyan. Una causa posible es el burnout.
Cuando encontramos difícil lidiar con lo que estamos viviendo, naturalmente buscamos estrategias para sobrellevar la tensión. El único problema es que no siempre encontramos las más saludables y comienzan problemas de adicción o trastornos de diferentes tipos, como puede ser el abuso del alcohol, trastornos alimenticios, conductas de riesgo o impulsividad que puede derivar en poner en peligro nuestra seguridad. Al deprimirnos también podríamos volvernos más sedentarios, perder a nuestras amistades o alejarnos de familiares. Todo esto solo profundiza nuestro abatimiento o nuestra ansiedad. El problema es que al inicio todas estas conductas no parecen muy peligrosas, saltarnos una comida, consumir más alcohol del normal, comer comida chatarra o quedarnos todo el fin de semana viendo películas, podrían parecer actos inocuos. Por ello es tan importante estar al tanto de nuestros emociones y sensaciones.
Si ya te diste cuenta de que algo no anda bien, toma el control. Lo ideal es buscar ayuda profesional, acudir con un psicólogo e incluso con un psiquiatra, pero también será necesario que hagas ajustes en tu vida diaria, es necesario que cuides de ti para poder cuidar de otros. Toma tiempo para ti, para cultivar tus propios intereses, para descansar y para expresar tus emociones, esta parte es muy importante.
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