En la actualidad, cada día más demandante, los maestros debemos caminar con más ímpetu ante y con los cambios sociales, con la finalidad de que nuestro andar se escuche, nuestra huella se quede marcada, con vocación y profesión, como generalmente los docentes lo hicieron ayer y, segura estoy, lo hacen hoy.
Caminar con paso firme ya no es suficiente, pues bien el magisterio representa un claro y ferviente ejemplo del esfuerzo, vocación y tenacidad que unos cuantos quieren corromper para responder a intereses propios. El papel del magisterio es determinante en la vida del ser humano, pues no concibo una sociedad sin escuelas, sin maestros y alumnos. Una sociedad sin educación es igual a un conjunto de personas sin sentido de pertenecía, sin capacidad de análisis y de reflexión, por lo tanto sin decisión propia para un mejor desarrollo social. ¿Qué sucedió con nuestro lugar en la sociedad?
Es momento de subrayar, y en este subrayado la tinta roja no será suficiente, los momentos en los que maestras y maestros se enfrentan a la cotidianidad de su vida laboral, que conlleva una inmensidad de experiencias vividas: niñas y niños que no llevan nada para comer, mucho menos dinero para gastar; padres de familia que confunden a la escuela con una guardería y no existe una responsabilidad compartida; contextos de todo tipo de violencia donde los alumnos se encuentran inmersos. Podría escribir un sinfín de circunstancias que envuelven a nuestros alumnos, cosa que nadie, escribí bien, nadie, más que los mismos maestros saben. Lo saben porque lo viven. No necesitan ser astronautas para conocer detrás de la luna, solo ser maestros para conocer lo que se vive en nuestra realidad, aquello que encierra el currículo oculto es a lo que denomino “detrás de la luna”, “detrás de los reflectores de la educación”.
Si se tuviera que conceptualizar qué es el currículum en educación, se lograría definir: aquello relacionado con qué, para qué, cómo y cuándo enseñar en la escuela. De manera concluyente se ha entendido este currículum como un documento que recoge toda la planificación de la labor que la escuela realiza, incluyendo objetivos, metas, contenidos, metodologías y desarrollo programático.
Sin embargo no todo lo que la escuela hereda al alumnado está públicamente recogido en los documentos que rigen la acción educativa (desde la formalidad de la educación a las programaciones de aula). Existe una parte muy importante, relevante e imperante de lo que la escuela transmite a su alumnado que no aparece explícitamente en los documentos oficiales. A esto es a lo que se llama currículum implícito u oculto, a esto le llama una servidora: detrás de la Luna. Aunque los tiempos son demandantes, los maestros están preparados. Los reflectores los señalan como la clave para elevar la calidad educativa, pero sería pertinente que el reflector fuera aún más grande, para que abarque el contexto económico, político y social en el que habita cada alumno.
Definitivamente, la llave que conduce a la puerta para la calidad educativa no solo es la de los maestros, en algunos momentos podrán responsabilizarnos por el lento avance de nuestro país, pero no es así, la educación es una responsabilidad compartida. Aquí nos encontramos los maestros, en el mismo lugar, preparándonos, esforzándonos, trabajando, esperando a los demás integrantes de este gran equipo para sumarse y de este modo brindar una educación de calidad.
Estamos en vísperas de una reforma educativa más y con ella en la espera de elevar la calidad educativa, nuestro sueño, inalcanzable aun, de tropicalizar la educación está siendo acompañado de un sinfín de cursos a los que las y los maestros del gremio asisten para prepararse y alistarse. ¡Estamos preparándonos para recibir el nuevo modelo educativo, aquel que también estará acompañado de nuestro lado oscuro de la Luna!