Además de aprender a leer y a sumar, los niños necesitan aprender otras habilidades que serán útiles a lo largo de su vida. Algunas de ellas no están en los temarios de clase, por eso, en conjunto con una educación académica, una guía emocional y social es muy importante. En casa, en la escuela y en todas sus actividades tendrán que gestionar y regular sus emociones, saber hacerlo de la mejor manera los hará más fuertes, resistentes y felices.
Todas las emociones existen
A todos nos encantaría ser felices siempre, pero la vida es una combinación de muchas emociones, pues nos encontramos con situaciones que nos entristecen o nos hacen enojar, incluso llegamos a estar enojados y felices al mismo tiempo. Es importante que aceptemos que tendremos que pasar por esas emociones y entender que los niños también pasarán por eso. Como adultos ya tenemos un nombre para esas reacciones, pero ellos no, así que necesitan saber que no siempre se sentirán felices, que eso es normal y está bien.
Expresar sus emociones
Precisamente porque queremos que nuestros pequeños (y nosotros) sean felices, es importante dejarlos expresar sus emociones, de esa forma aprenderán a reconocerlas y realmente tendrán la posibilidad de gestionarlas. “No te enojes”, “No pasó nada”, “Todo está bien”, son frases que inhiben esa expresión, puesto que niegan o reprimen las emociones. Es mejor que ellos expresen cómo se sienten y ayudarlos a establecer límites, por ejemplo, es normal llorar, pero romper cosas o gritar puede ser demasiado. Acompañarlos e indicarles el camino es un buen inicio para gestionar las emociones de la mejor manera.
Ayudarle a crear vocabulario
Ira, tristeza, felicidad, emoción, miedo, son palabras que fácilmente relacionamos con un sentimiento, pero para los niños todas las cosas son nuevas, así que darles la oportunidad de definirlas es un buen inicio, así las conocerán y podrán explorarlas. Denles un nombre, ayúdalos a examinarlas y aprendan de ellas.
Nuestras emociones
La mejor manera de aprender es a través del ejemplo, por eso, como adultos, debemos también aprender a gestionar nuestras emociones, para llevar a los niños por el mejor camino. Date la oportunidad de explorar, de reconocer y de expresar tus propias emociones, así también sabrás cómo ayudar a los pequeños cuando llegue el momento para ellos.
Ser empático
Ante un niño que llora es normal querer detenerlo, pero es importante ser empático con los pequeños, es decir, ponernos en el lugar de ellos, tratar de entender por lo que pasan. De esa forma ellos se sentirán escuchados, entendidos y responderán mejor a nuestras estrategias. Practicar la empatía no solo te ayudará con los más pequeños, también en tus relaciones diarias, para comunicarte mejor con las demás personas.