Los docentes debemos ser facilitadores del conocimiento, permitir que el alumno sea quien lo construya, debemos hacer énfasis en formar alumnos críticos, reflexivos, lograr que razonen, piensen antes de actuar, tomen mejores decisiones e incluso eviten cometer errores irreparables. ¿Cómo lograr ese tipo de alumnos en este tiempo, cuando pareciera que los aqueja una pereza mental que los obstruye sin permitir que se desarrollen a plenitud?
Hay quien afirma que los adultos somos quienes generamos esa falta de motivación en nuestros niños, al tratar, por todos los medios, de solucionarles la vida, pensamos y trabajamos por ellos, al resolver sus problemas, no permitimos que se esfuercen para lograr sus objetivos, crecen sin saber tomar decisiones importantes.
Aunque el problema no corresponda totalmente a la escuela, los docentes no nos podemos quedar cruzados de brazos, tenemos que actuar de una u otra forma para lograr que el alumno desarrolle la habilidad de pensar. Debemos hacer una introspección para saber qué podemos ofrecer, ya que si yo no tengo un pensamiento crítico ¿cómo quiero formar alumnos críticos? Necesitamos saber dónde nos encontramos, entender que nuestra función como docentes es facilitar los medios y condiciones de enseñanza, para que el alumno se sienta contento y motivado, con ganas de volver a la escuela a seguir cultivándose para, en el futuro, ser un buen integrante de la sociedad en donde se desenvuelva.
A continuación, se presentan algunas características de un educador que enseña a pensar, cabe mencionar que esta lista es un extracto de una página en internet titulada: Educación y Formación
1) El docente que pretenda enseñar a pensar debe fomentar la disensión positiva, además la avalará cada vez que surja.
2) Buscar formas en las cuales los alumnos se sientan cómodos al formular sus ideas, aunque sean contrarias a las que postula el educador.
3) En la antigua forma escolástica el docente es el que sabe, el alumno es un receptor pasivo. Eliminemos esta idea, ya que no fomenta la creatividad ni el pensar reflexivo, al contrario crea alumnos incapaces de vislumbrar nuevos caminos.
4) La investigación es una forma excelente para fomentar la curiosidad, el descubrimiento y el desarrollo de la reflexión.
5) Permitir la innovación y el experimento, aun en casos donde estemos seguros que nuestros alumnos se equivocarán.
6) Fomentar un clima de diálogo y respeto por las opiniones de los demás. En la libre expresión de las ideas se crea el contexto propicio para el pensar creativo.
7) Un docente que cree que ha cumplido su función al lograr que sus alumnos repitan de manera uniforme lo que él ha dicho, no es un educador, es meramente una grabadora.
8) Una buena prueba facilitadora busca que el estudiante muestre su comprensión, creatividad y capacidad de análisis, crítica y desarrollo personal.
9) El respeto a la opinión ajena no significa aceptar cualquier idea sin fundamento.
10) Cuando lo anterior se hace bien, se le enseña al estudiante a analizar, argumentar y sostener adecuadamente sus postulados.
Como vemos el camino no es fácil, existen muchos paradigmas que no nos permiten mejorar nuestra práctica, sin embargo está en nosotros romper esos esquemas y luchar contra las viejas costumbres, tal vez recibiremos críticas, pero éstas hay que tomarlas de quien vengan, siempre en busca de mejorar y con conocimiento de que nuestro finalidad es formar alumnos pensadores, alumnos reflexivos, alumnos críticos. Para algunos parecerá imposible, pero para los soñadores, que algunos llaman locos, puede parecernos una esperanza para mejorar la situación en que vivimos.