La empatía es un término que se usa con mucha frecuencia últimamente, está muy presente en muchos discursos, pero no siempre estamos tan conscientes de lo que realmente significa ser empático y qué implicaciones tiene esto. Ni del efecto que tiene su presencia en los salones de clase, tanto para los alumnos, como para los profesores. Aunque esta habilidad puede ser muy importante para el aprendizaje y el desarrollo de nuestros alumnos. ¡Conoce un poco más aquí!
La definición más común de empatía es “la capacidad de ponerse en los zapatos del otro”, algo que sabemos no es sencillo, pero no describe cabalmente todas las implicaciones de la empatía.
Ser empático no es solamente entender lo que el otro siente ante determinada situación, sino tener una respuesta emocional a ello y actuar en consecuencia. Por lo tanto, no solo basta con “ponernos en los zapatos del otro”, sino que debemos trabajar nuestra inteligencia emocional para comprenderlo, escucharlo, apoyarlo y regularnos a nosotros mismos para mantener nuestras propias emociones bajo control.
Sencillamente, la empatía es la capacidad de conectar con otros.
Como profes vemos muchas situaciones difíciles por las que pasan nuestros alumnos y también vivimos muchas emociones que acompañan esas mismas situaciones, pero no siempre llevamos a cabo nuestras labores desde la empatía.
El sitio Understood, especializado en problemas de aprendizaje y de atención nos da una pequeña guía de cómo enseñar en nuestros salones desde la empatía:
En ocasiones cuando enfrentamos problemas en el salón de clases lo hacemos desde nuestra perspectiva, la del docente que necesita continuar con su clase o que busca mantener el orden en el salón, pero es importante que al hablar con los alumnos cambiemos esa perspectiva y nos preguntemos cuál es la de nuestro alumno, qué siente al momento de aprender, de estar en el salón de clases o incluso de interrumpir la clase. Así tendremos un cuadro más completo sobre su conducta, las razones por las que actúa y las emociones que enfrenta.
Antes de actuar hazte una pregunta: ¿Qué más necesito saber para entender qué está ocurriendo realmente? Pues en ocasiones, al enfrentar una situación solo tenemos nuestra propia perspectiva, lo que acabamos de ver, de escuchar o de interpretar, pero dejar de lado las conclusiones a las que llegamos de forma natural y pensar con cuidado qué más ha ocurrido y qué información podría hacernos falta es importante. No te dejes llevar por la primera impresión de una situación ni dejes que la urgencia te haga reaccionar, mejor detente y estudia el contexto. Esto aplica tanto para momentos específicos, como para situaciones continuadas.
Piensa en ti mismo y en cómo te sentirías ante esta situación, aunque no debes olvidar nunca que todos sentimos y experimentamos las cosas de forma distinta, así que ante nuestros alumnos es importante tratar de comprender las emociones por las que pasan, pero también escucharlos y validar lo que nos transmiten.
Cuando un adulto se acerca a un niño por determinada situación normalmente lo hace para indicarle qué debe hacer o dejar de hacer, aun si el adulto comprende su situación, lo primero que el estudiante escucha es un regaño o una orden, en cambio, acercarnos a ellos y decirles que comprendemos por lo que está pasando o que estamos tratando de hacerlo abrirá el canal de comunicación, hará a ambas partes más receptivas e inclinadas a resolver los conflictos.
Enseñar en la escuela la importancia de la empatía y hacerla parte de la convivencia diaria es muy importante. Pero no solamente como una palabra o un discurso, sino como una práctica diaria. Para ello es importante discutir en el grupo su significado, cómo funciona y qué necesitamos para la convivir y aprender desde ella, así como reconocer cuando los estudiantes la practican.
No solo dibujes la empatía como un modelo a cumplir, sino que se debe hablar de ella en la escuela, reflexionar y poner en palabras y acciones lo que significa ser empático. ¿En tu escuela o tu salón de clases ponen en práctica la empatía?