¿Quién es tu alumno más inteligente? Tal vez pensaste en el que tiene facilidad para las matemáticas o quizá en quien es capaz de aprenderse todos los datos en poco tiempo, una gran memoria, este tipo de habilidades son los que asociamos más al concepto de inteligencia, pues incluso los exámenes de Coeficiente Intelectual califican esas áreas; eso muchas veces deja de lado a quienes son muy despiertos, pero que las matemáticas no son su fuerte.
Más allá de éstas creencias hay algo que no podemos dejar de lado: no todos los niños aprenden de la misma manera, ni poseen las mismas características, de esto seguro te has dado cuenta, porque has visto algún alumno que es buenísimo en matemáticas, pero que le cuesta la historia, habrá otro muy sociable y buen amigo, pero ni hablar de los exámenes.
En 1983, Howard Garner propuso una teoría que hoy en día aún tiene mucho que decirnos, para él la definición clásica de inteligencia (un término que de por sí da problemas para definirlo) dejaba fuera muchas habilidades, al concentrarse solamente en el pensamiento matemático y un poco en el verbal, tras varios estudios propuso que el ser humano no posee solo un tipo de inteligencia y, por lo tanto, las habilidades de cada persona cambian, esto quiere decir que el niño más inteligente no es necesariamente al que mejor se le dan las matemáticas, simplemente él tiene una inteligencia distinta al del niño que dibuja muy bien.
Esto plantea una visión distinta sobre la idea que tenemos de las personas inteligentes y evita hacer distinciones que privilegian solamente algunas habilidades, pues lo que postula esta teoría es que todos somos afines y especialmente hábiles en alguna inteligencia, no en todas, pero tampoco implica que no se puedan cultivar habilidades propias de otras áreas.
Las inteligencias que postula Garner en su teoría son ocho distintas:
1) Lingüístico-verbal: facilidad en el área del lenguaje
2) Lógico-matemática: habilidad para resolver problemas abstractos
3) Espacial o visual: capacidad de crear imágenes mentales y mejor orientación
4) Musical: instinto musical innato, una conexión especial entre oído y cerebro
5) Corporal-kinestésica: Intuición sobre el cuerpo, buena coordinación y control de nuestros movimientos
6) Intrapersonal: Reflexión, identificar, nombrar y manejar las emociones
7) Interpersonal: Relacionarse con el otro, aprender de él y sobre todo intuir lo que necesita, lo que busca, lo que desea.
8) Naturalista: Esta fue la última que se agregó a la lista y se refiere a la capacidad de distinguir las relaciones entre especies, aspectos del medio ambiente y el efecto de unos sobre otros.
Esta idea pone en perspectiva aquello que buscamos en los alumnos (y en nosotros mismos) y las cosas que a veces evitamos que hagan durante las clases. Dibujar, hacer amigos, escuchar música, jugar al fútbol, todas esas expresiones podrían ser útiles para nuestros alumnos, pues podemos cultivar sus habilidades y ayudarlos a destacar en sus áreas de interés, no restringirlos a un área que creemos es la más importante y obligarlos a dejar de lado las cosas para las que son buenos.
¿Puedes distinguir la inteligencia de cada uno de tus alumnos? No significa que deban dejar de estudiar matemáticas o historia, pero sí podemos impulsarlos a buscar métodos de aprendizaje más afines a su tipo de inteligencia. ¿Qué opinas?