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Desde inicios de este año millones de personas pasaron de una vida social y físicamente activa a trabajar desde casa, asistir a clases a distancia, reunirse con amigos y familiares por medios virtuales, etc. Prácticamente todas nuestras rutinas se alteraron, todo debido a una pandemia.
Aunque esto ha sido un proceso de adaptación para muchos sectores, algunos profesionales, acostumbrados a trabajar con mucha gente al mismo tiempo podrían resentir el aislamiento. Los docentes, por ejemplo, suelen pasar su día rodeados de alumnos, en compañía de colegas, moviéndose a cierta velocidad durante las horas de clase, en medio de un flujo complejo de comunicación. Sin embargo, de pronto, nos hemos visto restringidos a una computadora, con muchas dificultades para llegar a nuestros alumnos, un cambio abrupto y complejo que podría traer ciertas consecuencias en la salud mental.
¿Cómo sobreponerse a la soledad de esta nueva forma de dar clases?
En ocasiones, presionados por la necesidad de adaptarnos, damos un paso tras otro sin detenernos a reflexionar sobre el impacto que los cambios tienen sobre nosotros, tanto física como mentalmente, pero es muy importante, en realidad, que nos demos un tiempo para reflexionar y analizar cómo nos hemos sentido ante las dificultades, los retos y sobretodo las diferencias entre este ciclo escolar y todos los demás. No necesariamente para hacernos sentir mal, pero si para saber que estas emociones están en nosotros.
Una parte muy importante de la inteligencia emocional está en nombrar lo que sentimos y entender que ninguna emoción es mala, son todas naturales, una reacción normal a los sucesos que vivimos a diario. Así que, a pesar de la presión para ser funcionales, darnos un momento para analizar y sentir nos puede ser muy útil.
Una vez que reconozcamos estas dificultades, también necesitamos atenderlas. Y la mejor forma de hacerlo es a través de rutinas de autocuidado. Ese espacio y todas esas actividades que podemos hacer para hacernos sentir mejor, para liberar tensión y que nos ayudan a sentirnos en control de nosotros mismos y de nuestro contexto. ¿Cómo cuidarnos?
Como docentes conocemos la importancia del orden y la estructura, nuestros alumnos son un claro ejemplo, pues sabemos muy bien que responden mejor ante horarios predecibles y rutinas claras, pero esto no es exclusivo de los niños. Una de las mejores formas de evitar ansiedad o estrés es establecer una rutina para nosotros mismos, horarios claros que nos permitan descansar, alejarnos del estrés laboral y también brinden orden durante las horas de trabajo. Comer a la misma hora, levantarnos e ir a dormir siempre en el mismo horario, respetar un espacio específico para atender pendientes y abrir espacio para la convivencia familiar, siempre bien definido, puede ayudarnos a mantenernos en control.
En esa rutina diaria es muy importante que tengamos un espacio definido para nosotros mismos, para realizar alguna actividad que no tenga otro objetivo que el de brindarnos placer y relajarnos. ¿Tienes algún pasatiempo olvidado? Armar rompecabezas, dibujar, bailar un poco, cantar o leer, también pueden ser acciones como tomar un baño, dar una caminata larga, cocinar u observar las nubes, no necesitas invertir mucho tiempo, pero si es necesario que seas estricto con el tiempo que designas a esto y que realmente te des la oportunidad de cerrar las puertas y dedicarte esos minutos.
Para muchos será fácil, poco a poco, convertir el aislamiento físico en algo más solitario, hacer videollamadas puede resultar cansado o abrumador, el teléfono no tiene el mismo efecto que una charla de frente con un amigo y los mensajes de texto son insuficientes, sí, para muchos la comunicación a distancia es muy difícil, pero es muy importante que a pesar de las dificultades o la sensación de que no vale la pena, nos demos la oportunidad de afianzar y mantener nuestras relaciones con amigos, familiares, colegas e incluso alumnos. Poco a poco estos medios serán más fáciles y podremos encontrar la forma de hacerlos funcionar, pero para eso hay que intentar constantemente.
El cambio a una educación a distancia puede ser complicado, no solo por los retos que esta implica en el ámbito académico, sino por el reto a nivel personal. Para nosotros los docentes, acostumbrados al vibrante bullicio de la escuela, la soledad de la casa puede ser abrumadora, pero con algunas ideas podemos transitar este difícil momento y sentirnos bien.
¿Qué has hecho tú para mantenerte saludable en este regreso a clases? ¡Comparte con nosotros tus ideas!