Aunque es ampliamente reconocida la experiencia del juego en los niños y en los alumnos como un momento de esparcimiento y descanso, poco se habla de su aprovechamiento como herramienta para la enseñanza y el desarrollo.
Y no se trata sólo de dinámicas creadas con fines didácticos: cualquier juego tiene una serie de características que, bien aprovechadas, nos permiten abordar conceptos complejos de una manera sencilla y atractiva. Veamos algunos de ellos.
Por lo general, los juegos que más nos gustan son aquéllos en que sentimos que aprovechamos todo nuestro potencial, o bien, los que nos permiten descubrir nuestros puntos fuertes, algo de crucial importancia en las primeras etapas de nuestra formación.
Sin importar si se trata de un juego de mesa, un deporte o una aplicación, todo juego demanda una serie de capacidades ideales para abordarlo, ya sean físicas (fuerza, resistencia, velocidad) o mentales (memoria, análisis, resolución de problemas). Aunque éstas raramente se poseen en un primer acercamiento, la práctica constante permite obtenerlas y dominarlas, al grado de poder aprovecharlas en situaciones de la vida real.
¿Qué chiste tendría jugar soccer si puedes agarrar el balón con las manos? ¿O enfrentar un videojuego con vidas infinitas? El reto y el encanto de cualquier juego radica precisamente en sus reglas, pues determinan su estructura, sus valores, sus recompensas y sus castigos, aspectos fundamentales para la vida en sociedad.
Uno de los aspectos fundamentales de cualquier juego es que todos los participantes, rivales y compañeros, están siempre al mismo nivel (o balanceados), por lo que idealmente el triunfo está determinado por la habilidad adquirida, el ingenio y la capacidad de colaborar con otros por alcanzar un objetivo en común.
Con todo, lo más emocionante de un juego es que, aún cuando lo dominamos, siempre está presente la posibilidad del fracaso y tarde o temprano ocurrirá… Y como en la vida misma, habrá que estar preparado para afrontarlo y volver a intentarlo hasta que por fin obtengamos la victoria.