Desde hace tiempo se ha llegado a plantear que los horarios de clase para los adolescentes deberían cambiar, algunas asociaciones de salud en todo el mundo han recomendado que la escuela para los jóvenes y adolescentes debería comenzar, por lo menos, a las 8:30 de la mañana. Pero ¿eso realmente beneficiará a los estudiantes? Muchos opinan que por la mañana los alumnos están más despiertos e interesados, mientras otros le dan la razón a esas recomendaciones.
¿Por qué se dan estas sugerencias? Estudios han demostrado que el cuerpo de los adolescentes está en constante cambio y en muchos aspectos es diferente al de los niños y al de los adultos, esas particularidades afectan sus horarios, sus actividades e incluso su humor.
¿Los adolescentes duermen diferente?
Sí, en general se ha llegado a ver que los ciclos de sueño de jóvenes entre 13 y 20 años son diferentes a los de los adultos y niños, pues suelen ser más activos hasta muy tarde en la noche, por lo tanto necesitan recuperar esas horas de sueño en la mañana. Conforme el cerebro se adentra en esta etapa, los estudiantes pasan de estar muy activos durante las primeras horas del día a ser criaturas nocturnas, pues el equilibrio químico de sus cerebros cambia.
Ocho horas de sueño
Las ocho horas de sueño son tan importantes en esta edad como en cualquier otra, pero la realidad es que muchos estudiantes no logran dormirlas, pues se levantan muy temprano para salir a la escuela y en muchas ocasiones están hasta muy tarde en otras actividades, sin importar si es por placer, por tarea o por falta de sueño, ya que sus cuerpos se acostumbran a vivir mejor de noche.
Pantallas
A todo esto se debe agregar la presencia de las pantallas en la vida de los jóvenes. La luz que emiten los celulares, las tabletas, las computadoras y las televisiones engaña a nuestro cerebro, le hace creer que aún es de día y por lo tanto se mantiene activo como si hubiera luz solar, esto inhibe nuestra somnolencia y nos mantiene despiertos por la noche. Para los adolescentes cada vez es más importante mantener al día sus redes sociales, navegar por internet y estar al día con las tareas, pero esto los mantiene despiertos durante más tiempo por las noches, aún si tratan de dormir temprano.
Tareas escolares
Otro factor son las tareas de la escuela, que, aunque son muy importantes, también llegan a ser muy demandantes, pues los adolescentes tienen más materias, más tareas y más presión, además de los problemas que viven muchos de ellos en su vida diaria. Aunque, en ocasiones, como maestros no podemos ayudarlos como quisiéramos, si podemos considerar esas cosas que están en nuestras manos, por ejemplo, podemos cuidar que las tareas que les dejamos sean estratégicas, de modo que utilicen solo el tiempo necesario en ellas.
Higiene de sueño
Ya que mover el horario de clases no está en nuestra manos, lo único que podemos hacer es hablar con ellos de la higiene del sueño, que no es más que la serie de hábitos que tenemos todos antes de dormir. Una rutina diaria y relajante antes de dormir preparará a nuestro cuerpo para la hora de ir a la cama y naturalmente generará melatonina, el químico que le indica al cerebro que ha llegado la hora de dormir, dejar las pantallas al menos una hora antes de acostarnos y evitar cenas muy pesadas pueden ayudarnos mucho. ¡Toma estas ideas y compártelas con tus alumnos!
Sin importar si la tarea para los alumnos es mucha o es poca, es probable que los maestros de secundaria o bachillerato tengan constantemente casos de alumnos que se duermen en las bancas. Preguntar por sus hábitos de sueño es un buen comienzo, lo más importante es no tomarlo personal y ver si es posible resolverlo, recuerda que no tiene que ver con el desinterés en tu materia, tal vez solo se trata de una mala rutina de sueño. ¿Tus estudiantes alguna vez se han dormido en clase?