Tú y: personas han leído este artículo.
Aunque el sistema escolar nos obliga a calificar a nuestros alumnos y poner un número en sus boletas o exámenes, pues necesitamos guías y pautas para medir el progreso de nuestros estudiantes, como docentes sabemos que el proceso de aprendizaje va mucho más allá de eso.
A pesar de esa certeza, también es fácil perder la perspectiva y ver a los niños o jóvenes solamente a través de esos números o los resultados prácticos. Lo cual, a su vez, hace complejo lograr el progreso para esos pequeños que reprueban o llevan a casa calificaciones muy bajas.
Es posible que estos alumnos sean los que no parecen interesados en levantar la mano para dar la respuesta correcta o los que lucen más apáticos cuando hay alguna actividad importante, pero buscar otros formatos de participación y hacerle ver que su presencia, así como sus contribuciones siguen siendo importantes es esencial para ayudarlos a continuar con entusiasmo su crecimiento.
Si un alumno está enfrentando retos que se reflejan en sus calificaciones, significa que el camino por el que aprenden sus compañeros no le es sencillo. Por ello es necesario explorar con nuestro alumno otros caminos, métodos distintos, técnicas y estrategias que pueda probar para hacer más sencillo mejorar sus calificaciones y profundizar el aprendizaje.
Un efecto que tienen las calificaciones sobre los más jóvenes es la decepción. Tras una o varias nota malas es probable que ellos actúen como si nada les importara y es quizá porque no quieren demostrar lo mucho que les afecta esto y lo transforman en cinismo. Una forma de despertar su pasión por aprender es fortalecer su autoestima y seguridad. Exploren sus fortalezas.
Quizá existan estudiantes que particularmente sufran con algunas materias o quizá tengan problemas para concentrarse en los exámenes, lo que hace que sus calificaciones no reflejen lo que realmente han aprendido, ni lo mucho que crecen durante las clases. Por ello es también un ejercicio necesario el evaluar y encontrar en todos nuestros alumnos sus puntos fuertes, para que ellos mismos descubran cuáles son sus retos, pero sobretodo sus fortalezas, será más fácil para ellos concentrarse y trabajar en el aprendizaje, más allá de las notas.
Una fuente importante de estrés y presión para los alumnos son los padres, que constantemente se preocupan por el futuro de sus pequeños. Ellos saben de la importancia de los números, por eso hablar con ellos para tratar de cambiar sus perspectivas respecto a cómo abordan las malas calificaciones podría ayudar a nuestros estudiantes a tomarse las cosas con otro ritmo, mejorar por si mismos y estar más tranquilos incluso durante los exámenes.
¿Cómo ayudas a tus estudiantes con malas calificaciones. ¡Comparte con nosotros!