Estamos por cumplir un año trabajando desde casa, casi sin darnos cuenta han pasado tantos meses y hemos pasado por tantas cosas desde que nos alejamos de las escuelas de forma física, que el trabajo a distancia ya se hizo parte de nuestra rutina y aunque extrañamos mucho el salón de clases, a los estudiantes y encontrar a los compañeros en los pasillos, también nos hemos hecho parte de esta nueva forma de hacer las cosas. El no salir corriendo en las mañanas o el hecho de estar en casa en el día, atentos a nuestra familia ha cambiado completamente el sistema de trabajo.
Y aunque ya tenemos nuestras rutinas nuevas, conforme nos acomodamos a ciertas cosas aparecen nuevos retos. En sí, trabajar desde casa es algo que nunca habíamos hecho y por lo tanto ha implicado darnos cuenta de muchas cosas y de acomodar algunas otras. Aquí tenemos algunas recomendaciones para que organizar tu día a día sea más sano y más tranquilo.
Sabemos que la vida del docente no es como un horario de oficina, así que pedirte que organices tus horarios de forma que limites tu trabajo, por ejemplo, de 8 a 5, podría ser imposible cuando a algunos alumnos los encuentras a las 9 de la noche, mientras que hay citas con padres de familia incluso en fines de semana, así que no es tan fácil para un docente ser estricto con los límites de horario para su descanso, pero sí es posible que seas estricto al organizar tu agenda y cumplirla, aunque tengas que trabajar en horarios variados puedes ser estricto en cuanto tiempo te quedas para ti mismo, para descansar y desconectarte por completo de la escuela.
El hecho de no movernos del mismo espacio para realizar actividades distintas puede causar estragos en nuestra organización mental y es que en la escuela estamos acostumbrados a movernos entre salones, a los horarios definidos de clase y toda una estructura que la casa nos ha quitado, por el contrario ahora todo es flexible y ocurre casi siempre desde el mismo punto de la casa, aunque vayamos al interior de la vida de nuestros alumnos o nos reunamos con muchas personas, físicamente estamos en el mismo lugar, rodeados del mismo espacio, por lo que es fácil perder el control de la organización que llevemos, los días se parecen mucho entre ellos y las tareas empiezan a perder su forma hasta unirse a muchas otras.
Para contrarrestar esta sensación y la desorganización que sigue a esto, lo mejor es que nos propongamos una estructura propia que nos ayude a salir del mar de descontrol, ya sea de forma física con un pizarrón o una hoja blanca en la que lleves el control de tus tareas del día y la semana o a través de aplicaciones que te ayuden a tener recordatorios con un mejor manejo del tiempo, puedes hacer uso del calendario de tu teléfono, en el que puedes programar actividades con horarios y sonidos distintos o incluso buscar una que te ayude de forma personalizada, existen herramientas como Trello o Any.Do. Si una forma de organización no te funciona intenta con otra, cada quién tiene necesidades particulares con las que puede resolver sus dificultades.
El abrupto cambio que tuvimos en marzo de 2020 en el que de pronto la casa era nuestro espacio de trabajo obligado nos llevó a hacer adaptaciones funcionales para trabajar desde casa, afortunadamente, con el tiempo, nos hemos dado cuenta de qué cambios nos funcionan mejor y cuáles no, porque además, para muchos, nuestras actividades chocan con las de otras personas de casa en la misma situación.
Lo importante es que el espacio que uses para trabajar sea funcional para ti mismo, no importa si no es totalmente el lugar ideal para el trabajo, el que todos soñamos desde que inició la pandemia. Simplemente necesitas que se adapte a tus necesidades particulares. Eso sí, invierte tiempo y atención para hacerlo funcional, procura que esté alejado de la televisión y que tus recursos para el trabajo estén todos a la mano, mantenlo siempre organizado y despejado y si es un espacio compartido podría ser necesario crear algunos lineamientos para que todos lo usen de forma óptima y sin afectar a otros.
En estos tiempos lo más probable es que el día a día sea un manojo de imprevistos, por lo que si somos demasiado duros con nuestros horarios y expectativas para la rutina diaria nos llevaremos disgusto tras disgusto. Mientras que si nos alejamos de toda estructura nuestros días se transformarán en una urgencia tras otra. El balance es lo más importante en toda situación y aprender a ser ordenados, bien organizados y estructurados con nuestras tareas diarias es tan necesario como ser flexibles, preparados para todo imprevisto y amables con nuestras equivocaciones, porque todos improvisamos un poco en el día a día, lo importante estar preparados. Confía en tu instinto cuando un cambio se presente, pero mantén el orden de prioridades y tares bien definido, así nada se te saldrá de las manos.
A un año de dar clases desde tu casa ¿Cómo te has organizado para trabajar a la distancia? ¡Comparte tus tips e ideas con nosotros!