A lo largo del tiempo, el enfoque con el que se aborda la educación de niños y jóvenes se ha ido modificando, en gran parte debido a los descubrimientos y conocimientos nuevos que se han adquirido gracias a las investigaciones, tanto del tema social, como del biológico. Esto arroja luz sobre cómo y cuándo aprendemos a lo largo de nuestra vida.
La neurociencia es una de las disciplinas que más información ha dado a quienes trabajan en el área educativa. Existe información muy importante que ha cambiado nuestra visión del aprendizaje, gracias a la cual, los planes de estudio al rededor del mundo se han modificado, lo que ha dado paso a una escuela mucho más dinámica y abierta.
Pero ¿qué sabemos ahora sobre el cerebro y la educación?
La plasticidad del cerebro es uno de los datos más importantes que hemos aprendido gracias a la ciencia. Antes se creía que el cerebro era estático, uno solo para toda la vida, ahora, en realidad, sabemos que las conexiones al interior de nuestro cerebro cambian, ya que se adapta y evoluciona, no solo cuando somos pequeños, sino a lo largo de toda nuestra vida. Lo cual da paso a una visión de crecimiento en cuanto a las ideas de inteligencia y habilidades o talentos, ya que estos no son dones dados e inamovibles, sino que pueden cultivarse y aprenderse.
Es común escuchar datos curiosos en los que se dice que el ser humano solo usa el 10% de su cerebro o que usa más su hemisferio derecho o izquierdo. En la actualidad, las investigaciones han demostrado que en realidad no existe una parte de este órgano que no usemos y es difícil determinar el porcentaje de la capacidad que realmente se utiliza, ya que todo el cerebro tiene distintas tareas para mantenernos en funcionamiento y, además, ayudarnos a crear todo lo que creamos a diario. Por otro lado, la verdad es que usamos todas sus partes por igual, por lo que no hay un hemisferio que prevalezca más que otro.
Una de las cosas que se han descubierto y que más impactan a la educación es la conciencia de que las emociones afectan nuestro proceso de aprendizaje, por lo que un cerebro estará más receptivo si para adquirir conocimiento tiene emociones positivas, si está emocionado y se siente seguro. Por lo que las experiencias trascendentales que intriguen y estimulen a los estudiantes ayudarán a incrementar y profundizar en el aprendizaje, así como la relevancia de estos conocimientos y su asociación con la vida diaria, datos que atraen al cerebro.
Por el contrario, esto significa que un cerebro estresado, atemorizado o preocupado tiene menos posibilidades de adqurir conocimiento, por lo que un ambiente en donde un estudiante se siente inseguro, es molestado o tiene miedo de sus profesores, de sus compañeros o sencillamente del ambiente en el que vive hará más compleja la recepción de información y sobretodo su verdadero aprendizaje.
Aunque la neurociencia aporta mucha información para los docentes, también se han creado oportunidades para la proliferación de mitos que en ocasiones confunden más que informar. Por ello es importante que el docente busque fuentes fiables y lecturas constantes con las que descubra información útil para el salón de clases. Es necesario tener en mente que muchos productos que aseguran haber sido probados con base en la neurociencia solo usan frases cliché para venderse.
Aunque estos productos o estrategias tampoco son necesariamente dañinas, ya que agregan dinamismo y emoción a ciertos procesos cuando se usan en el aula. De todas formas es importante no dejarse impresionar y siempre mantenerse actualizado.
¿Qué tanto está presente la neurociencia en tu salón de clases?