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Es común que en el salón de clases tengamos estudiantes que pierden el control sobre sus emociones con relativa facilidad, ya sean pequeños o adolescentes, no siempre es sencillo tener bajo control los impulsos y esto puede tener consecuencias cada vez más negativas en el entorno escolar, para los propios estudiantes en su día a día, así como en la convivencia con sus compañeros. Aunque hay muchas razones por las que la dificultad para regularse podría afectar a tus alumnos, también hay algunas estrategias para el momento que te pueden ayudar en los momentos difíciles.
Aquí hay algunas ideas sencillas con las que podrías apoyar a los alumnos justo en los momentos de crisis más evidentes. ¿Ya los pones en práctica?
La respiración es muy importante. Cuando estamos enojados o ansiosos comenzamos a respirar a mayor velocidad, por lo que perdemos oxigenación y aumentamos nuestro nivel de ansiedad. Respirar profundamente, además, nos ayuda a anclar nuestras sensaciones al momento presente y nos da una pausa necesaria para pensar mejor nuestras reacciones. Sin embargo, lograr que un alumno que se encuentra frustrado o enojado respire profundamente, cierre los ojos y se relaje puede ser mucho más difícil de lo que parece. Por ello, hacerlo a través de otra acción puede tener el efecto necesario, además de desviar la atención del punto de estrés o de enojo. Soplar burbujas es algo que requiere una respiración controlada, debemos respirar suavemente y soplar de forma prolongada para lograr que la burbuja salga del aro, mientras que una respiración agitada romperá el jabón.
No siempre podemos lograr que nuestros alumnos se tomen el tiempo de soplar mientras están enojados, pero si vemos una crisis que comienza a construirse podemos optar por esta opción, la cual permitirá a los niños, de forma natural y divertida, respirar profundamente y concentrarse en el momento. Más tranquilos, pueden resolver la crisis.
Hacer que nuestra cabeza esté más abajo del nivel del corazón es una manera muy simple de relajarnos, en el yoga a esto se le llama inversión y ayuda al retorno en la circulación sanguínea, con lo que se logra un efecto relajante prácticamente al momento. No necesitamos ser expertos en gimnasia para obtener los beneficios de esta práctica, simplemente pide a tus estudiantes que respiren profundamente y que toquen los dedos de sus pies con las manos, unos segundos en esta postura y algunas repeticiones después tendrás niños más tranquilos.
También puedes optar por la postura del “perro boca abajo”, que consiste en poner las manos en el piso, estirar la espalda y que las plantas de los pies no se despeguen del suelo, sin doblar las rodillas y levantando la cadera. Unas cinco respiraciones en esta postura ayudarán a la relajación.
A veces el estrés y la frustración toman una forma más física y sin importar cuanto respiremos el impulso nos exige alguna acción, todos hemos tenido momentos de enojo o ansiedad en los que simplemente queremos aplicar fuerza en algo. Sabemos perfectamente que la violencia no es la solución, aunque esto a veces nuestros alumnos no lo tienen tan claro, especialmente cuando tienen dificultad para regular sus impulsos. Por ello podemos ayudarlos a transformar esa energía de forma más saludable con actividades que impliquen poner en uso su fuerza física. Empujar la pared es una forma muy simple de poner a trabajar nuestros músculos con seguridad. Haz que tus alumnos pongan las manos sobre una pared y la empujen con fuerza unos cinco segundos, pueden contar el tiempo para concentrarse en el momento presente. Es importante que repitan esto al menos cinco veces y que después se den unos segundos para respirar.
Con esto lograrás que se relajen antes de resolver cualquier conflicto.
Para algunos de nosotros es el movimiento del cuerpo el que nos ayuda a relajarnos, pensar en estar quietos en un momento difícil no es tan simple, por lo que una actividad física que realmente nos ayude a liberar tensión podría ser lo que necesitamos para regular mejor nuestas acciones. Permite que tus estudiantes que están enfrentando un mal momento salgan del aula, caminen, corran o salten, para ello también podríamos tener a la mano una cuerda o una pelota que puedan patear a la pared algunas veces. Si tienes alumnos más musicales puedes permitirles que salgan a cantar o bailar y si, puedes hacer de esto una actividad para tu salón de clases, en momentos de tensión todos podrían bailar un poco al ritmo de su canción preferida, saltar en su lugar varias veces o incluso dar una vuelta al patio corriendo. A todos les ayudará esa activación física.
Listo, con estas pequeñas técnicas podrás ayudar a tus alumnos a relajarse un poco antes de enfrentar un conflicto o soltar la tensión que crece en ellos cuando están enojados o cuando algo los estresa demasiado. Pedirles que estén quietos o que tengan la cabeza fría podría no ser la mejor opción, es mejor liberar estrés. ¿Cuáles son tus técnicas en el salón de clases para calmar un conflicto? ¡Comparte con nosotros tus ideas!